El Trotamundos no siempre es el centro de atención

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Los hombres rieron y bebieron hasta que más no pudieron, disfrutando el que posiblemente sería su primer y último día en Rivas, pues todavía les quedaba un largo camino por recorrer hasta la verdadera aventura. Pero entre risas, alcohol y putas se estuvieron contando cosas para saber con quién andan, no todos se fiaban del que estaba a su lado; más tomando en cuenta que se estuvieron escondiendo cosas que podrían ser sumamente importantes en un futuro; o que quizá generarían tormentos o dificultades después.

—Muy bien, hombres—dijo Nomar, quien se había soltado después unos tragos, dejando entre ver que no era un hombre muy resistente cuando de bebidas se trataba. Soltó un hipo—. Hablen, no quiero que después salgan con un tipo de sorpresa; tenemos un esclavo, un blanquito que dispara con arco, un ladrón legendario, y un... ¿tú qué diablos eres? —añadió el joven unicornio mirando a Raywul y dándose un gran trago de cerveza de los fértiles campos de Fuerte Verdoso, asentamiento de la Casa Evergreen de Jacar; algo extraño verla allí, ya que es muy cara y de muy alta calidad. Es la cerveza favorita del Trotamundos, debido a que puede emborrachar hasta al bebedor más especializado en una santiamén.

El rojo rió al escuchar y ver al chico de cabello azabache. El Redhood no estaba bebiendo, pensaba mantenerse sobrio para poder escuchar lo que tenía que decirle su maestro, había pensado mucho en eso y en lo importante que parecía ser.

—Qué chico más interesante, ¿no, Ryder? —dijo el Redhood mirando a su amigo, quien se encontraba tomando una bebida menos cargada que la de su escudero. Doom había escogido el trago de Nomar a propósito, quería que se soltara, pero ya era suficiente—. Ya, chico, no tomes más, tranquilo. —el rojo se acercó al muchacho, le sentó y le quitó el tarro.

—Ehhhh, Trotamundos, no seáis así conmigo—respondió el chico intentando quitarle la copa al rojo, algo inútil, claro está. Nomar tomó de las ropas al Redhood, le acercó a su cara, lo miró a los ojos y le dijo—: Le admiro, muchísimo; le quiero, Redhood...—el chico cayó dormido sobre la mesa.

—Este chico...—dijo Ser Ryder dándose un palmazo en la cara.

Doom soltó una carcajada.

—Es un chico divertido—dijo Lyr—, me recuerda a cuando el estúpido vyrense se embriaga y dice y hace estupideces. Mañana le contaré de cuando me enterraron vivo y me salvé por suerte.

—Oye—dijo Kalir—, yo no digo ni hago estupideces cuando be...

El Trotamundos, Raywul, Dalier y Ser Jens le miraron a la vez que asentían todos al unísono.

—Vaya...—dijo el vyrense.

—Bueno, chichos, saldré a dar una vuelta—dijo Doom—, ya saben, para relajarme.

El rojo castaño se levantó de la mesa y dejó a sus amigos, quienes se encontraban burlándose de la actitud de Nomar ante la bebida. El Redhood echó un vista a su alrededor y pudo observar que la posada se encontraba repleta de personas que reían y bebían hasta más no poder, sujetos que dejaban ver por alguna parte de su ropa a la serpiente dorada de la Casa Duvalier, dando a demostrar este hecho que el asunto a tratar con lord Jahan era de suma importancia para su señor.

Debo descubrir qué es todo este misterio—se dijo a sí mismo, después de haberse despedido de sus compañeros con un movimiento de cabeza y de salir del lugar—. Al parecer se trata de algo de verdad importante.

El Trotamundos tomó a su caballo, el cual se encontraba amarrado a uno de los palos que se dejaba a las afueras de la posada, ajustó bien la montura y se subió a lomos del animal.

Los Viajes de Doom: El mítico y mágico GuiaroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora