Capítulo III

3 1 0
                                    

Celar despertó a la mitad de la noche por unos ruidos extraños, no eran animales y no era el viento, asomó su cabeza por la entrada de la cueva y divisó una luces que se dirigían al interior de la arboleda, siguió a las luces a una distancia prudente, hasta que se detuvieron cerca de una enorme piedra plana, comenzó a escuchar murmullos, los sollozos de una mujer y el llanto de un bebé, al escuchar el último alzó la cabeza, pues estaba en el suelo detrás de unos setos y pudo ver a un pequeño grupo de hombres junto con una mujer que llevaba en brazos a un bebé. La pobre madre lloraba de desesperación, mientras que el que parecía ser su esposo trataba de calmarla, Celar tenían un mal presentimiento sobre lo que ocurría; un momento después, uno de los otros hombres tomó en brazos al infante y lo colocó sobre la piedra.

- Esto no me gusta – pensó Celar – tal vez...

Ya uno de los hombres sacaba de su cinto un puñal, dispuesto a blandirlo en la criatura, cuando un enorme lobo saltó sobre la roca, tomando a la bebé de sus pañales y refugiándose en la oscuridad. Celar actuó de prisa y se escondió pronto detrás de un árbol, cargando al bebé en sus brazos, descubrió un lado de su cara para ver si lo seguían, pero ya el grupo se retiraba por el mismo lugar de donde llegaron; llegó a la cueva con la bebé ya dormida, – en el camino se percató de que era niña – la miraba con asombro pues pocas veces había visto antes a un bebé. Lo asaltaba la duda del por qué querrían matar a una criatura inocente, indefensa, asustada y tierna; pensó que podía tratarse de uno de esos grupo que le rinden culto al Demonio, ya que una vez sacrificaron a un cordero en el mismo lugar,pero recordó que en el grupo reciente uno de los hombres tenía una cadena con una cruz de oro así que descartó la idea.

La noche se volvía más fría, Celar cubrió a la bebé con la manta y la apegó a él ideando un plan para cuidar de su nueva protegida.

Celar y AnaWhere stories live. Discover now