Capítulo IV

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- Te metiste en un gran problema, sabes?.

- No podía quedarme sin hacer nada mientras veía como la mataban.

- Entiendo Celar, y es un gran acto el que realizaste, pero si la abandonaron fue por una razón y el mundo humano sabe las suyas.

Celar había llegado al árbol de Astro – un búho, viejo amigo suyo – hacia una hora, llevando a la bebé atada a su espalda por medio de la manta.

- ¿ Qué me recomiendas que haga? - preguntó Celar.

- O bien puedes dejarla cerca de la aldea y dejar que todo fluya como debía ser, o la puedes criar – le respondió Astro.

- Si la dejo la pueden matar, quien sabe, tal vez pasen varios días sin que nadie se percate de ella y muera de hambre o frío... Cuidaré de ella hasta que crezca – sentenció Celar.

- Una cuantas recomendaciones antes de que me vaya a dormir – dijo Astro observando la aurora – tienes que alimentarla con leche, así que tu tarea diaria es encontrarla, no debes exponerla al frío y sobre todo no debes permitir que ningún humano vea sus ojos.

- ¿ La razón? - dijo Celar con curiosidad.

- Mira – ordenó Astro.

- Son naranjas, y eso qué?.

-Los humanos tienen un motivo para obrar como lo estaban haciendo, pero necesito más tiempo para recordar el porqué, pero te puedo decir que ella no es tan distinta a ti, ahora si me disculpas mi hora de dormir a llegado – dicho esto cerró sus ojos.

- Sabes, yo morí siendo aún joven – le dijo en susurros mientras caminaba de regreso a casa – pero la vida quizo que te diera a ti lo que no pude disfrutar en vida, trataré de que en tu existencia goces lo que yo ahora hago en la inmortalidad, y que cada segundo se vuelva valioso y no una eternidad.

Celar y AnaWhere stories live. Discover now