Capítulo VI

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Celar decidió llamar a la bebé Ana la misma noche que volvía de su visita en casa del búho, era corto pero hermoso a su parecer; al llegar a la cueva se encontró con su amigo lobuno, Tom.

- Vaya trozo de carne tierna, por qué no me avisaste que habías preparado un festín? - preguntó con picardía el animal.

- Que gracioso, esta niña no es como las liebres que cazas, tiene parentesco conmigo – contestó Celar mientras la arrullaba.

- A parte de en apariencia humana no veo más – dijo Tom examinándola.

- Son sus ojos, Astro dice que los humanos creen que al nacer un bebé con los ojos de color rojo, amarillo o naranja tiene relación con el diablo – explicó Celar con seriedad.

- Bah! Tonterías, eso es algo ridículo – comentó el lobo recostándose al lado de su amigo – te conozco desde hace tiempo y nunca haz resucitado a un muerto o poseído a alguien – dijo entre risas.

Celar esbozó una sonrisa, imaginándose haciendo maniobras raras con las manos, tratando de devolverle la vida a un gorrión muerto. Tom de vez en cuando miraba a la bebé quien también lo veía intrigada alargando su manita para acariciarlo y el lobo entonces respondía lamiéndosela, a lo que la bebé reía.

- Creo que este bocado está mejor vivo que en mi panza – dijo Tom preparándose para irse.

- Le agradas, tal vez puedas ser su tío – comentó Celar reprimiendo la risa.

- Jajajaja, vaya tío que tendría en ese caso, bueno tengo críos propios que cuidar y será mejor no llegar a casa con las fauces vacías – dijo mientras se estiraba para luego dejar la cueva.

Ana ya comenzaba a bostezar, Celar la acostó en su cama improvisada, cubriéndola después con la frazada. Lo único audible esa noche era la acompasada respiración de la criatura y el viento soplando afuera; Celar cerró los ojos poco después.

Celar y AnaWhere stories live. Discover now