Exorcismo: Requisitos que deben cumplir quienes realizan el ritual

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  Antes de combatir al demonio de una persona atormentada, los sacerdotes deben prepararse y obtener la autorización de un obispo, entre otras exigencias.

  SANTIAGO.- El sacerdote Luis Armando Escobar salió abruptamente del anonimato en que vivía como párroco de Rancagua al conocerse su designación como exorcista chileno de manera oficial. Lo que en simple implica obtener una licencia permanente para expulsar al "príncipe de la mentira" o demonio cuando toma posesión de otra persona. "La actividad demoniaca se ha incrementado en Chile", aseguró el religioso a la revista Portaluz al comentar su nombramiento, sin medir aparentemente el impacto que estas declaraciones causarían. Es que pocas veces la Iglesia Católica habla abiertamente sobre el ritual del exorcismo. Y, de hecho, pese a la insistencia, hasta ahora Escobar se ha negado a dar más detalles de las decenas de personas a las que ayudó a liberarse de las posesiones malignas durante los últimos nueve años. En medio del revuelo, el Episcopado chileno salió a aclarar las dudas y a explicar los requisitos que debe cumplir un sacerdote para practicar este ritual, cuyo protocolo fue actualizado por el cardenal chileno Jorge Medina en 1999. El anterior databa de 1614. Satanás existe Al publicar el texto titulado De exorcismis et supplicationibus quibusdam (Acerca de todo tipo de exorcismos y súplicas), Medina señaló que la Iglesia efectivamente creía en "la real existencia de Satanás" y que un católico no podía negarlo ya que "está atestiguada en el propio Evangelio y el mismo Jesucristo habla del demonio". Sus apóstoles practicaron el ritual y se fue trasmitiendo a las futuras autoridades de la Iglesia. En esa línea, el portavoz del episcopado, Jaime Coiro, explicó que existen los exorcismos solemnes o mayores, en el cual "la Iglesia unida suplica al Espíritu Santo que nos ayude en nuestra debilidad y el demonio sea expulsado para que no dañe a las personas". El segundo tipo corresponde a los "exorcismos menores o también llamadas oraciones de liberación, que se realizan con formas sencillas para invocar la acción del Espíritu Santo en la liberación de las personas del influjo de Satanás. El rito del bautismo, por ejemplo, contempla una oración de exorcismo. El Código de Derecho Canónico establece que en el caso de los exorcismos mayores sólo pueden "ser realizados por un obispo o presbítero 'piadoso, docto, prudente y con integridad de vida', que cuente con una licencia particular y expresa de un obispo". Esta fue precisamente la autorización que obtuvo de manera permanente el párroco de Rancagua, cuyo nombramiento oficial fue visado por el obispo Alejandro Goic. Otros sacerdotes chilenos también han practicado el ritual, pero se les ha dado una autorización puntual para cada caso de posesión demoniaca. No obstante, se desconoce la cifra de cuánto sacerdotes los han realizado. "No hay un registro de cantidad de sacerdotes ni de sus nombres. En Chile habitualmente se ha preferido manejarlos con discreción con el objetivo de evitar un nuevo motivo de sufrimiento a la familia que ha solicitado a la Iglesia la intervención de un exorcista", explica Coiro. La capacitación No cualquier sacerdote puede practicar el ritual. Además de la autorización del obispo, hay que tomar cursos de formación que se imparten en instituciones de la Santa Sede, "ya sea en cuanto a exorcismos específicamente o bien sobre acompañamiento psicoespiritual a personas", dice Coiro. También se han hecho seminarios en distintos países, pero con acceso restringido y sin prensa. De todas formas, los casos de exorcismos mayores corresponden a situaciones muy poco frecuentes. La mayoría de las veces en que se sospecha de una posesión, en realidad se está en presencia de un problema siquiátrico en que la Iglesia reconoce que debe tratar la ciencia médica. El cardenal Medina ha explicado que "el exorcismo tiene como objeto expulsar a los demonios o liberar de la influencia demoníaca, mediante la autoridad que Jesús ha dado a su Iglesia. Muy diferente es el caso de enfermedades, sobre todo psíquicas, cuya curación pertenece al campo de la ciencia médica. Es importante, por lo tanto, asegurarse, antes de celebrar el exorcismo, que se trate de una presencia del maligno y no de una enfermedad". Este proceso del ritual se muestra con varias licencias en la famosa película "El Exorcista", ya que el demonio o ente maligno no podría causar la muerte del exorcista u otra persona debido a que al ser un ángel caído, no tiene el poder suficiente. El ritual de una expulsión demoniaca Jaime Coiro explica que el rito del exorcismo es una celebración litúrgica perteneciente al género de los "sacramentales", signos sagrados con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos, se expresan efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. "El exorcismo es fundamentalmente oración, plegaria, y contiene una variedad de signos y gestos", agrega, lo que "es muy distinto de una liturgia de sanación, donde se ora por la salud de las personas. Lamentablemente en algunas oportunidades se ha utilizado el concepto 'sanación' para justificar prácticas desvirtuadas de la tradición litúrgica, y que desembocan en formas semejantes al histerismo". El rito empieza con la aspersión con agua bendita, como símbolo de purificación en el bautismo, sobre la persona atormentada. "Luego a través de las letanías se pide, por intercesión de todos los santos, la misericordia de Dios. Tras el rezo de uno o varios salmos, se proclama el Evangelio, signo de la presencia de Jesucristo. Después el exorcista impone las manos sobre la persona atormentada, invocando la fuerza del Espíritu Santo para que el demonio salga de ella, que por el Bautismo ha sido constituida templo de Dios", explica Coiro. "Concluidas estas oraciones, el exorcista muestra la cruz del Señor, fuente de bendición y gracia. Y luego se hace una oración de petición y una oración imperativa. A través de esta última, que en todo caso puede omitirse, se manda al diablo que deje a la persona atormentada. Concluye con un canto de acción de gracias, una oración y la bendición", grafica el portavoz del Episcopado. El ritual puede durar horas o días.

  

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