—Estoy en casa —dijo Rivaille Ackerman entrando a la cocina donde Mikasa se hallaba cocinando la cena.
—Llegas tarde, ¿dónde estabas?
—Trabajando, ¿dónde más? —Fue hasta el lavabo donde tomó jabón y talló sus manos para posteriormente dejar caer agua sobre ellas.
—¿Acaso no dijiste que hoy sería tu día libre? —Preguntó Mikasa girándose con el mandil blanco puesto y la espátula en su mano derecha.
Rivaille se sacudió las manos y tomó el trapo a un lado de él para secárselas.
—Sorpresa, bienvenida al mundo donde tus jefes te ordenan y quieras o no tienes que cumplir. Me llamaron de improvisto apenas te fuiste y tuve que salir corriendo —se sentó en la silla poniendo sus manos sobre la mesa—. ¿Qué hay para cenar?
Ambos se sentaron a comer pero mientras Levi se llevaba trozos y trozos de arroz y pollo a la boca, vio que Mikasa apenas y tocaba el agua hecha con sandía.
—¿Pasó algo en la escuela?
—¿Por qué lo preguntas?
—No has comido nada, debes hacerlo —dijo Rivaille bebiendo agua; estaba deliciosa—. ¿Qué te ocurre?
Mikasa suspiró.
—Pensaba en una amiga mía —suspiró otra vez—, creo que está pasando por un momento difícil.
—¿Difícil?
—Sí, Levi, tú trabajas con psicólogos ¿no?
—No, sólo los encuentro por los pasillos. Malditos sabelotodo.
—Creo que ella tiene problemas en su casa, con sus padres tal vez.
—Ajá —siguió comiendo.
—Hablo en serio, no me preocuparía si no pensase que realmente está mal.
Rivaille bajó el tenedor.
—No puedes estar arreglándole la vida a los demás, Mikasa. Si tu amiga no hace nada por solucionar sus problemas entonces no hay nada qué tú puedas hacer.
—¿Pero y qué pasa si hay algo que sí pueda hacer?
—¿Cómo qué?
—No lo sé —espetó levantándose—, pero no me ayudas.
—Ni siquiera saber tú qué hacer. ¿Cómo he de saberlo yo?
—Levi... hoy la vi... la vi con los vagos.
—¿Esos que fuman y beben todo el tiempo? —La miró fijamente, Mikasa asintió.
—Temo que puedan convencerla de tomar de cosas malas, ya sabes. Alcohol, fiestas... drogas.
Rivaille tuvo que admitir que el asunto ya se estaba poniendo serio. Aunque a él lo único que le importaba era que Mikasa estuviese bien, no su amiga.
—Aun así, ir a fiestas, tomar alcohol o drogas sólo depende de ella. Deja de preocuparte.
Pero lo que Rivaille no sabía, era que Mikasa ya estaba lo suficientemente preocupada como para desobedecerlo.
—¿Has pensado en convertirte en motivador? —Rivaille la vio.
—No.
—Pues no lo pienses nunca —dijo antes de marcharse a su alcoba.
...
—No pienso repetírtelo, Petra. ¡Bajarás a comer! —Exclamó su madre desde afuera del baño.
—Dije que no. Coman ustedes.
Bajo la regadera y el agua caliente, Petra se frotó las manos, las piernas y sus pechos. Se talló de nuevo el cuero cabelludo y más tarde dejó que el agua se llevase su disgusto y miedo.
Él estaba aquí; había regresado.
Y su madre quería recibirlo con toda la familia junta en una elegante cena.
»Creí que se había ido a los Estados Unidos.
»Pues ya regresó, así que alístate.
Maldición. Maldición.
Aunque llevaba más de una hora ahí y su piel ya comenzaba a resentir el agua caliente, Petra se negaba a salir.
Pero finalmente cedió. Cerró la llave, se aseguró que su estómago estuviese lo suficientemente vacío antes de salir con la bata puesta y una toalla sobre su cabeza con dirección hacia su habitación.
8 años habían pasado desde la última vez y Petra jamás se había sentido tan furiosa y temerosa.
Tanto así que se encerró en su cuarto poniendo el seguro de la puerta; arrastrando la mesita (como cuando niña) la puso enfrente de la puerta atrancándola bien y cerró sus ventanas igualmente para poder empezar a vestirse empezando con usar crema corporal y desodorante.
No usó vestidos sino un pantalón de pans andrajoso, también una larga playera (notablemente masculina) vieja que había comprado no hace mucho en una rebaja para dormir con ella, y más tarde se puso una sudadera encima.
Se sentó en su cama donde se cepilló el cabello corto lentamente pero con fuerza. Una vez, y luego otra vez hasta que al bajar el cepillo vio en él varios cabellos suyos enredados en las hebras.
Apretó el mango.
—¡Petra! —Llamó su madre afuera—, ¡ya está todo listo! ¡Te estamos esperando!
Ella rechinó los dientes.
—¡DIJE QUE NO QUIERO NADA! —Exclamó completamente fuera de sí arrojando el cepillo a la puerta.
...
—Petra —dijo Mikasa después de verle la cara.
Una marca roja se asomaba en su mejilla aun teniendo varios mechones de cabello sobre su rostro pálido.
—¿Quién te golpeó así? —Intentó revisarle la cara pero Petra se lo impidió con un movimiento de cuello.
—Mi madre se molestó —dijo—, no quise bajar a cenar cuando había un invitado y la hice quedar mal.
—Pero, ¿era necesario pegarte? —Preguntó escéptica sentándose a un lado de su amiga, Petra alzó los hombros.
—Desde que toma sus pastillas para la menopausia ya no es tan comprensiva; me pidió perdón después pero... un lo siendo no siempre resuelve nada.
Mikasa la vio, Petra desvió la cara hacia la ventana.
—Petra... si hay algo... —la chica rubia negó con la cabeza.
—No te preocupes, ya somos adultas... ¿no?
—Sí, pero aun así me preocupas mucho.
Petra se giró de nuevo viendo los ojos de su amiga entre su cabello; sintiendo unas profundas ganas de llorar sobre su hombro, se tragó sus emociones nuevamente, echando una mirada al profesor en turno que ingresaba a dar sus clases como normalmente lo hacía.
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sᴜᴇɴ̃ᴏs ǫᴜᴇʙʀᴀᴅᴏs | 🔞 |【 Rivetra Week 2017 | Ⅳ 】
Misteri / Thriller『Levi x Petra』Sentía que quería reír, pero no porque encontrase algo de esto gracioso, sino porque adentro de su pecho algo bestial le gritó que cuando tuviese la oportunidad, abrasase a Petra Ral lo más fuerte que pudiese y se asegurase de que nadi...