Nada en su segunda casa había cambiado... aún.
Pues esa misma tarde, se vio a sí misma rechazando una invitación a la casa de Mikasa; esperar a solas frente a la puerta del instituto. Aun no quería ir a la casa de sus padres así que decidió hacer tiempo yendo por el camino más largo.
Más tarde, previsiblemente, vio al grupillo ese riendo entre ellos mientras Petra pasaba por un ancho callejón.
—¡Hola, señorita! ¿Buscabas algo?
—Nada en especial —dijo haciendo lo último que se habría esperado: sentarse entre ellos.
Las risas, los chistes y las anécdotas fueron ignorados por el subconsciente de Petra, mientras que en el mundo real se encontraba riendo como si hablase con viejos amigos.
—Oye... ¿puedo? —Preguntó viendo a su vecino fumar de aquel cigarro.
—¿Segura? —Sonrió—, ¿no estaría siendo un mal amigo?
—Para nada —dijo confiada—. Anda, dámelo.
Él se lo otorgó, ella se lo llevó a la boca y sólo un poco fue suficiente para hacerla toser. Él se rio en su cara.
—Qué mala eres fumando —se burló con ganas. Petra no pudo evitar reírse con él y con los otros que ya se hallaban perdidos en sus propias conversaciones.
Debes ir a casa.
—Ya debo irme —dijo Petra después de la quinta... o séptima inhalación.
—¡Oh vamos! No seas aburrida... vamos. Takeshi nos traerá unas cervezas.
—Sí... cortesía de papá —dijo nasalmente un chico muy alto y de brazos largos.
—¡WOOO! —Dijo otro completamente lúcido—, cervezaaa.
Se lo pensó por un rato... en su casa aún estaría... él. Recibiendo atención y cortesía por parte de sus padres tomando licor fino y comiendo bocadillos caseros.
Qué se vayan al diablo.
¡Qué se vayan todos al infierno de donde seguramente salieron!
Era culpa de ellos, sus padres tenían la culpa de su terror hacia el toque de los hombres, era culpa de ellos que él se riese cada vez que la veía fingiendo ser amable con los progenitores de Petra cuando la chica sabía bien que él simplemente disfrutaba de su victoria.
Qué se vayan todos al infierno.
—Está bien —dijo aceptando de nuevo el cigarro. Tenían razón, se sentía tranquila, ligera y muy pacífica consigo misma.
—Petra.
—¿Sí? —Muy pacífica.
—¿Me dejas darte un beso?
Los ojos de Petra se desviaron.
—Aléjate o te arranco los huevos —advirtió con severidad.
No había salido de un hueco para meterse en otro.
Apretó sus puños. No iba a permitir que ningún asqueroso gusano la tocase otra vez. De hecho, se sentía con ganas de rebanarle el cuello a ese maldito, ¡quería hacerle una sonrisa en su estómago antes de sacarle las tripas!
Pero primero...
—De acuerdo, de acuerdo —dijo manteniendo las distancias—, qué brusca.
—Soy idiota, pero no tanto —informó Petra con lágrimas bajándole por las mejillas.
—Aw, ¿qué tienes? ¿Quieres un abrazo? —Preguntó pasándole un brazo por el hombro izquierdo. Petra se levantó de golpe, tomó su mochila y salió corriendo—, ¡Petra! ¡Petra! ¡¿Y las cervezas?!
...
El matrimonio Ral reía a mares con su invitado. Bebiendo vino y comiendo algunas frituras en un bol.
Sin embargo el ambiente animado se hizo pedazos cuando la puerta se abrió de golpe dando paso a la hija única de los Ral, quien iba corriendo casi iracunda hacia su habitación.
—¡Petra, Petra! —Exclamó su madre para luego refunfuñar—: Esta niña.
—Sigue siendo la misma —comentó el invitado sin inmutarse, el señor Ral y su esposa suspiraron.
—Ha cambiado en muchas cosas, a veces quisiera saber qué fue lo que la hizo cambiar así —pensó el voz alta el padre de Petra siendo secundado por su mujer, el invitado sonrió poniendo una mano sobre el hombro del señor.
—No se preocupe, ella sabe que ambos la aman.
Nunca lo sabrían, pero la sonrisa que él les había dado no había sido de consuelo (aunque así lo pareciese), sino de burla y triunfo.
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sᴜᴇɴ̃ᴏs ǫᴜᴇʙʀᴀᴅᴏs | 🔞 |【 Rivetra Week 2017 | Ⅳ 】
Gizem / Gerilim『Levi x Petra』Sentía que quería reír, pero no porque encontrase algo de esto gracioso, sino porque adentro de su pecho algo bestial le gritó que cuando tuviese la oportunidad, abrasase a Petra Ral lo más fuerte que pudiese y se asegurase de que nadi...