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Louis entró a su habitación de nuevo, después de una larga charla con Harry. Cerró la puerta, para cuando pudo voltear, Alexis traía una toalla de baño enredada en su cuerpo. Con algunas gotas de agua en el hombro, el cabello húmedo, y una sonrisa insaciable en los labios. Dios mío, qué mujer, que hermosa era después de hacer el amor, se veía más guapa. Al natural. 

-Hola. – le dijo, al notar que él no hablaría por lo absorto que estaba al verla, con tan solo una diminuta toalla de baño atada al cuerpo. 

-Perdón por irme, me hubiera gustado verte despertar…- admitió él. Se acercó, rodeándola de la cintura, para que esa prenda de baño no se le cayera, aunque en verdad le hubiera gustado muchísimo. Ella lo besó en los labios. 

-¿Perdón? No me pidas perdón Louis, después de lo de anoche debería ser yo quién te pida perdón…

-¿Por qué?

-Porque tú estuviste increíble y yo…

-Dios mío, nena. ¿Lo dudas? Ha sido el mejor momento de toda mi vida. – saboreó sus labios una vez más, ella trató de hablar mientras lo besaba. 

-¿De verdad?

-De verdad. – afirmó él. Sonriéndole. Entonces se apartó, abriendo los cajones de ropa, sacando un Jersey y unos pantalones largos con camuflaje verde.

-¿A dónde vas?

-Quiero que te quedes con Harry un momento, ¿sí? Será rápido. – se sentó en el borde de la cama, acomodándose los pantalones. Alexis enredaba las puntas de su cabello con su dedo índice, tenía algo para decirle.

-¿Estás apurado? 

-Un poco. – la miró a los ojos, aún concentrado en ponerse la ropa rápidamente. Se puso de pié, apunto de colocarse el Jersey, cuando Alexis empezó a rozarle el torso con las manos. 

-¿No tienes ni siquiera cinco minutos? – le pidió. Se pegó más al cuerpo de Louis, quien no pudo evitar sentirse atraído por la propuesta que vendría después.  Se acercó a su oído. – quiero que me hagas el amor… - murmuró. Louis dio un suspiro, con los ojos cerrados. Jadeante, le acarició el culo, mientras sus manos incontrolables rodeaban la cintura de su hermosa chica. La juntó a él, besándole el cuello. 

-Dilo más fuerte…

-¡Hazme el amor! – gritó, sin miedo a nada. Louis solo pudo ponerse más agitado. Le gustaba lo atrevida que era siempre. 

Entonces, no perdió el tiempo. La estampó a la pared, quitándole con brusquedad aquella toalla color perla, irreconocible, solo cuando tenía tantas ganas de follarla. Perdía el control. Perdiéndolo ahora, Alexis le bajó los pantalones al mismo tiempo que lo hacía con los bóxers. Dejándoselos a mitad de pantorrilla. La erección afuera, superpuesta, al borde de la locura. Louis la abrió de piernas, ella se dejó hacer por él como siempre, pegada a la pared empezó a recibir lo que tanto deseaba: embestidas continúas de su dura polla. De su hombre. Salía y volvía a entrar con tanta fuerza, fue entonces cuando las piernas de Alexis rodearon la espalda de Louis, y el miembro de él entró aún más a sus entrañas, unidos, como uno solo. Alexis gritó alto, la voz la tenía más ronca que nunca, y eso solo explicaba cuanto es que había gritado anoche. Louis empezó a besarle los pechos, sus labios, al igual que su cuerpo, metió sus pezones a su, haciéndola gozar más, muchísimo más. Alexis lo estrujó más hasta sus pechos. Sintiendo dentro de ella, el miembro de Louis, entrando y saliendo de una manera increíble, con tanta velocidad, pero a la vez pausado y a su manera, tocándola y dejándola con ganas, lo tenía todo, lo poseía todo, tocaba el cielo con los dedos, con las manos.

-Nena, tengo que irme.- se excusó, parando en seco.

Alexis lo apretó de las nalgas, haciendo que su pene volviera a entrar en ella. Un poco, pero delicioso.

-Ven rápido… - le rogó. Besándolo en los labios. – te necesito.

-No sabes cuánto te necesito yo a cada segundo. – le acarició los labios con los dedos, Alexis se los besó. – no sabes cuánto me gustas Ale… 

Ella sonrió enternecida, le gustaba cuando la llamaba Ale, nadie la llamaba así, solo él. Para luego recobrar la cordura, recogió la toalla de baño, enredándola en su cuerpo, Louis se subió los pantalones. Quedando como antes, como si nada. Los tibios y pequeños labios de ella besaron a Louis en los suyos. 

-Ok, ya ha sido mucho, ve a hacer lo que tienes que hacer, guapo. 

Louis dio un suspiro, controlándose, ¿Cómo haría para no salir con esa erección? Si, lo había dejado con ganas. Le apretó la cintura, besándola por última vez. 

-Ya vuelvo, amor.

Calles calmadas, de no ser por el motor de la Ford Pick up completamente blindada que él mismo conducía, no se escuchaba ningún otro ruido. La pequeña isla se encontraba en pena, al menos algo le aseguraba que no tendría problemas en el resto de los días, por lo menos los rusos no habían descubierto el escondite.

Al cabo de unas horas, Louis entró al albergue, cansado y fatigado, las dos cosas a la misma vez. Cuando pudo concentrarse de nuevo, se percató de que Harry y Alexis no eran los únicos en aquella casa.

- Me presento. – dijo la desconocida, fuerte y claro. – Mi nombre es Elena Smith. – traía un vestido negro, en realidad una licra pegada al cuerpo, cómodo pero no tanto. Se le subió al levantar el brazo hasta Louis. – la agente que lleva a cargo el caso del presidente.

- Lo siento, pero, es que lo he conversado, no es necesario que este aquí, podemos solos. – reclamó Louis, aún tranquilo. Definitivamente Elena le había llamado la atención, incluso podía jurar que era mejor en persona, más guapa, más atractiva, la foto no era nada. Intentó no fijarse en su hermoso culo, algo que terminó por entender, era totalmente imposible.

- El mismo presidente me lo pidió, señor...

- Louis Tomlinson.

- Eso. – ni siquiera se molestó en corregir el nombre. – hago mi trabajo, y cumplo ordenes. Pero no las de usted. – bonito carácter, pensó. Se acomodó el cabello, aquellas ondas pronunciadas, encantadoras, y acomodadas a su rostro. - ¿le molesta si me instalo de una vez?

- No hemos acordado nada.

- Todo está acordado Louis, no tenemos nada de qué hablar. 

- ¿Y para que se quedará?

- Corregir, todo…- lo miró, perdiéndose instintivamente en los ojos de Louis, por un momento y ambos pensaron que estaban solos. Jodida sensación. – en lo que usted ha fallado. – caminó con las maletas arrastrando. Meneó las caderas, tan sensual, que él pensó que lo hacía apropósito. Desapareciendo pronto, para instalarse en la habitación libre, que Harry le había indicado mucho antes de que Louis llegara. 

- Bonita ¿eh? – Harry rió. Vaya que lo era. Y mucho. Con aquella actitud…que volvía loco a cualquiera. Louis recordó los últimos pasos que Elena había dado, sus caderas, lo guapa que era. – acéptalo…tiene buen culo…

- No voy a negar eso. – murmuró Louis, tratando de concentrarse en otra cosa. Cuando pudo notarlo, alguien estaba detrás de él, quizás la persona menos indicada.

- ¿Buen culo, eh? – preguntó Alexis. Cabreada, aunque fingía no estarlo. Le sonrió a Louis, siendo lo más sarcástica posible. Este cerró los ojos inconscientemente, arrepentido por lo que había dicho de otra mujer. Quiso prácticamente.morir. -sigue así, y podrás conseguir más que solo el culo.

- Nena…

- Nada. – se volteó a verlo, con un arsenal de celos rondando en su cabeza. Harry permaneció callado, incomodo por la situación, aunque explotaría en risas en cualquier momento. Ahora entendía cuanto podía importar esa chica en la vida de Louis. –disfrútala, es como las que te gustan. – Alexis abrió la nevera, saco una soda, y volvió hasta los pasillos de habitaciones. – guapa, y con buen culo, par de idiotas…- renegó. Para entonces, encerrarse en la habitación, y él, no pudo evitar sentirse aún más atraído por sus encantadores celos.

I'll be you protector -LouisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora