Primer Mes Parte 5: Secreto Revelado

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–Los días pasaron y el sábado al fin había llegado, Coraje se encontraba ayudando a Muriel en las labores de la casa mientras Justo veía televisión sentado en su viejo sillón, el menor sentía unos nervioso imaginables pues en cuestión de horas llegaría su amado pelirrojo y darían la gran noticia a sus padres–

Coraje, ¿Te encuentras bien pequeño? –Pregunto la dulce mujer al notar como las manos del chico temblaban cuando esté fregaba las platos–

Si mamá, es solo que alguien vendrá de visita y estoy muy emocionado –Mintió para evitar más preguntas–

Oh, ¿En serio? tendremos visitas, debo de preparar algo especial para​ comer, tal vez sea Fred –Dijo muy ilusionada dejando de lado lo que estaba haciendo–

–Un suspiro salió de los labios del menor de la casa, sin decir nada más continuó con sus labores de aquel dia hasta que se hiciera la hora de la llegada de Katz–

–Con cada instante que pasaba los nervios e inseguridades de Coraje aumentaban más y más, pero trataba de tener confianza en que todo saldría bien en aquel momento–

–La hora acordada llegó y el pequeño pelirosa ayudaba a su madre adoptiva con la comida que está preparaba su invitado sorpresa, de pronto se escucho el ruido de unos neumáticos estaciónarse fuera de la vivienda de los Bolsa, segundos después sonó el timbre anunciando la llegada de alguien–

Justo, ve abrir –Habló la mujer de la casa desde la cocina donde estaba con Coraje–

¡Manda a ese chico inútil, que sirva de algo en esta casa! –Gritó con notorio odio hacia el mencionado–

Coraje esta ayudándome a preparar la cena ¡Asi que ve a abrir ya! -Respondió, de mala gana el hombre se levantó de su preciado sillón y caminó hacia la puerta–

Estúpida mujer, estúpido niño... -Murmuraba entre dientes, tomó la perilla para girarla y ver a un chico pelirrojo vestido de forma elegante, una camisa de botones blanca con leves toques de azul, pantalón negro y zapatos del mismo color– Váyase, no queremos nada de lo que sea que venda –Dijo al instante que cerraba la puerta–

Veo que no me recuerda señor Bolsa –Hablo metiendo su pie entre la puerta evitando que está se cerrará–

No sé quién demonios eres -Contestó miéntras el recién llegado pasaba a la residencia–

¿Quien es cariño? –Preguntó la esposa de Justo saliendo de la cocina en compañía del ojiazul– Fred... Cuanto has crecido querido –Saludo efusivamente​ abrazando a quien creía que era su sobrino–

Que tonterías estas hablado mujer, este tipo no es Fred, el no parece un barbero espeluznante –Comentó mientras la ama de casa se separaba del pelirrojo–

Me alegra mucho verla de nuevo señora Muriel –Saludó un tono formal–

Dinos de una buena vez quien eres y qué haces aquí, si es no quieres que llame a la policía –Pidió o mejor dicho ordenó Justo, cosa que no sorprendió a Katz–

Justo, deja de ser tan descortés con nuestro invitado –Le regañó su esposa– Coraje, ve y trae una silla y yo traeré algo para que coma nuestro invitado –Mencionó para ambos abandonar la sala–

–El pelirosa y Muriel no tardaron ni un minuto en regresar con la silla y comida que habían preparado para Katz, este al verlos entrar camino hasta Coraje ayudándolo y con la otra mano tomo una de las charolas que llevaba la mujer–

Y bien, ¿ya nos dirás qué es lo que haces aquí? –Preguntó Justo desde su lugar miéntras los otros colocaban la comida en la mesita que había en mitad de sala–

Perdón por aparecer así de pronto –Se disculpó él pelirrojo sentandose frente a los habitantes de aquel hogar– Antes que nada, parece que no me recuerdan y no los culpo, hace mucho que no venía aquí, soy Katz. Ustedes solían ser amigos de mis padres y en ocasiones hacían tratos con el señor Justo –Contó–

–Él silencio reinaba en la habitación, los bolsa comenzarón a recordar a quel chico, pero seguían sin entender el por qué de su visita–

La razón por la que vine el día de hoy es por que tenemos algo muy importante que decirles –Ante el silencio de los dueños de la casa Katz continuó hablando–

¿Tenemos? –Preguntó el matrimonio al mismo tiempo, hasta que de pronto Coraje se pusó de pie caminando hasta quedar al lado de Katz–

Si, tenemos –Respondió el pelirosa sintiendo como el brazo del mayor lo tomaba por la cintura y obligaba a sentarse en sus piernas abrazándolo de forma protectora–

De que estás hablando mocoso –Habló solamente Justo esta vez– Dilo de una vez –Exigió ya que en sala nadie hablaba–

Coraje está embarazado... –Anunció Katz con tono serio así sin más–

Un cachorro embarazado [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora