Casualidades.

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-Por el amor de dios bájale volumen a tu música, Charli -grito Alex desde la cocina.

-¿Te molesta? -grite desde mi habitación. 

-SI PERRA, ESTA MÚSICA ME ESTA MATANDO -grito más fuerte.

Me levante de la cama y baje el volumen, todo porque la dulce Alex este mejor. Alex es mi mejor amiga desde la secundaria, nos conocimos en el ultimo año y nos hicimos muy buenas amigas, me ayudo con mi depresión de niña tonta, como extraño esos tiempos donde solo nos preocupábamos por ser populares y salir con el más lindo. Pero esos tiempos duraron muy poco. Realmente mi depresión fue porque mis padres murieron en un accidente y me quede sin nadie, mi hermana se fue al otro extremo del mundo con su novio y no supe nada más de ella. Y desde entonces Alex es la única familia que conozco y tengo. Cuando la conocí ella ya era una suggarbaby, me explico su mundo y cómo hacer las cosas. Yo no me atrevía a hacerlo. Hasta que perdí todo y me toco llevar esta vida. 

-¿Qué te pasa Charli? ¿el gato te comió la lengua? -pregunto Alex sacándome de mis pensamientos.

-No querida, sólo pensaba.

-¿En quién? ¿vas a tirar esta noche? -dijo haciendo unas señas con sus manos muy obscenas. 

-No lindurita, iré a caminar un rato. Mañana tenemos exámenes, necesito relajarme -dije sin ánimos.

-Antes de irte preparame una cena -puso ojitos de borrego.- Viene alguien importante, haremos trato ya sabes como es todo. 

-¿No sabes cocinar? -dije rodeando los ojos.

-No querida, tu llevas la sazón en las venas, hacedlo tu por favor -empezó a suplicar-. Ya sabes que esas cosas no se me dan.

-Está bien, me cuentas todo -dije y me puse el mandril y empecé a cocinar. 

-¿Qué harás? -pregunto curiosa.

-Tu preferido, cerdo al aroma del vodka con fetuccini, un par de vegetales caramelizados, puré de patatas y el postre se lo das tu -dije estresada.

-Bien, esta cerecita se va a arreglar -seguido de eso se metió en su habitación.

Le preparé la cena con calma y paciencia, y amor obvio. Toque la puerta de su habitación y le avise que me iba y que  deje todo arreglado en el microondas y que por favor no lo arruinara. Le desee buena suerte y salí. Camine hasta un parque que estaba solo la mayor parte  del tiempo, llevaba mis apuntes, por alguna razón no lograba concentrarme. Estaba sumergida en mis pensamientos, si hubiese tenido otra vida hubiese ido a la escuela culinaria y no estaría estudiando para un parcial de Estadística. De repente me dieron unas ganas de llorar muy fuertes y no pude evitarlo. 

-¿Te encuentras bien? -Pregunto una voz masculina, al levantar mi vista vi un hombre de unos 30 años aproximadamente, rubio, muy atractivo. 

-Limpie mis lagrimas rápidamente con mi suéter y trate de darle mi mejor sonrisa.- Sí, no se preocupe. Sólo estaba pensando mucho y me agobie. 

-Bien, mucho gusto, soy Pablo Andrade -extendió su mano hacía mí y estaba sonriendo, joder que sonrisa tan atractiva. 

-Yo soy Charli...Charlotte -me corregí y tome su mano.- Un gusto.

-¿Te dicen Charli? -pregunto riendo. 

-Sí, desde niña -dije sin emoción. 

Al parecer un silencio incomodo empezaba a darse en el ambiente, cuando mi teléfono sonó. Y era Alex. Bendita sea Alex.

-¿Qué sucede? -dije.

-VEN PRONTO -grito del otro lado del teléfono.- VEN CHARLI POR FAVOR RÁPIDO. 

-Enseguida voy .-colgué el teléfono. 

Me alarme un poco y recogí mis cosas, Pablo seguía ahí, mirándome.

-¿Cuántos años tienes? -dijo sacándome de mis pensamientos nuevamente.

-¿Cuántos años tienes tu? -dije en forma de ataque.

-30 -respondió.- ¿y tu? ¿me dirás o tengo que adivinar? -rió un poco.

-Adivina -le griñe un ojo.

-¿21? 

-Uy, diste en el clavo -dije riendo.- Bueno Pablo, debo irme. Un placer.

Seguido de eso, me fui al departamento. Alex me alarmo mucho ¿y si le paso algo? ¿qué tal que el suggar con el que iba a hacer trato se puso rudo? Miles de preguntas empezaron a crearse en mi mente. Llegue al departamento y encontré un par de copas rotas y una triste Alex lloriqueando en el sofá. 

-¿Qué sucedió? -dije tensa.

-Era él -dijo sollozando.- Era José, ¿recuerdas a José, verdad?

-José...¿ese José? ¿El de la secundaria? -dije sorprendida.

-Sí.

-Oh..-no sabía qué decirle.

Sólo la abracé y Alex lloró y lloró, hasta que se quedo dormida. Recogí la copas rotas, limpie el vino derramado y deseche la comida que quedaba. Pobre Alex, el gran amor de su vida, supo a que se dedica. En toda la noche no pude dormir, estudie un poco más y luego recordé a Pablo, ese hombre, era el hombre. No era un vejete, tenía que ser mío de cualquier forma.



ATRAPADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora