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Casi todo el camino pasó mordiendo su mejilla interna, evitó mirar en todo momento al mayor y agradeció estar del lado del pasillo. La parada en donde debía bajar estaba cerca así que comenzó a preparar las fuerzas que logró acumular en todo el camino, y las cuales había perdido por culpa de YoonGi, para bajar. No sabía si debía despedirse del mayor o simplemente irse, y es que cuando se trataba de él nunca sabía qué hacer, así como no sabía por qué seguía tolerando todo lo que él hacía o decía.

YoonGi era esa la clase de persona que un día decía algo y al otro él mismo podía contradecirlo, alguien que cambiaba constantemente de gustos y caprichos, pero que conservaba los que verdaderamente eran importantes, como su amor hacia SeokJin. Y entonces el menor, que hasta ese momento seguía a su lado, no comprendía la razón por la cual no era lo suficientemente valiente para decírselo. Pensaba entonces el menor que si lo decía quizá dejaría de sentirse como lo hace, y sus ilusiones crecían al pensar que un día el mayor despertaría con él en su cabeza y no con el guapo hermano mayor de uno de sus mejores amigos.

Trato, incluso, de no respirar cuando se levantó de su asiento en el bus, no quería irrumpir en el sueño del mayor y aunque estaba preocupado por su destino sabía que era tonto quedarse a su lado, a menos, claro, de que quisiera recibir palabras hirientes de nuevo. El bus casi se detenía y él seguía dudoso sobre si debía dejar solo o no al mayor, una vez las puertas estuvieron abiertas aquella duda acrecentó y sin embargo tuvo que bajar lentamente de aquel lugar.

No sabía cómo debía describir la relación que tenía con él, a veces pensaba seriamente que al mayor le gustaba jugar con su estabilidad emocional y se preguntó cómo era que lo permitía él mismo. Un loco con cara de ángel jugaba con sus sentimientos y él se dejaba hacer a su antojo.

No había dado ni seis pasos y sentía pesar en cada centímetro de su cuerpo, no solo era por haber dejado al mayor en aquel bus sin saber dónde iba a parar, era porque la realidad había golpeado cruelmente en él cuando se dio cuenta que el mayor no venía detrás de él. Cuando cayó en cuenta de que para aquel chico él no era realmente importante. Y quizá por eso sus mejillas ahora eran cubiertas por ligeras y lentas gotas de agua salada, esperaba al menos una disculpa, no podía permitirse querer más pues no estaba en posición de recibirlo, y sin embargo lo quería. Quería al menos recibir alguna vez por su parte algo que fuera sincero, quería recibir y dar sin la necesidad de intentar ocasionar celos en el chico que le gustaba a YoonGi.

Ni siquiera él mismo pensó alguna vez encontrarse en esta situación, todo era tan fácil hasta antes de que aquel enano gruñón llegara a su vida acorralando en aquellos baños. Hasta ahí pensaba que la única persona que lo haría llorar era la misma que lo podía consolar, y no imaginaba que sería por algo más que por el berrinche al no recibir dulces por parte de su mejor amigo. Quizá Jeongguk no estaba maleado para su edad y ese era problema, siempre era tan inocente y ajeno a las segundas intenciones de las personas, por eso mismo había sido difícil captar que el mayor le utilizaba simplemente para poner celoso al hermano de TaeHyung.

Ese día había llorado, justo como ahora, pues era la primera vez que se sentía importante para alguien que no fuesen las típicas personas a su alrededor. Algo que hasta ahora era desconocido por el pelinegro que viajaba sin rumbo en aquel bus por los alrededores de Seúl.

- A éste paso alguien va a sacar o comer tus órganos.

Escuchó secamente detrás de él, sin embargo incluso esa frase intimidante y el timbre de aquella voz trajeron tanta calma a su ser que fue inevitable soltar un ligero golpe en la cabeza del más alto una vez sus miradas se encontraron.

- Sí, también yo te extrañé. -Respondió llevando una mano a su cabeza-.

- Lo siento. -Dejó salir el mayor de ambos creando nuevamente un ligero mohín-.

Evitó a toda costa visualizar demasiado con la persona frente a él, le daba vergüenza que las personas vieran que a su edad aún lloraba por pequeñeces, sobre todo que su mejor amigo le viera llorar por cosas tan poco significativas. El más alto no dijo nada y solamente siguió el paso de su mejor amigo, sabía perfectamente cuál era el motivo del desánimo ajeno y nuevamente quiso golpear a los dos, a uno por ser más estúpido que el otro, más no lo haría. En primera, él sería incapaz de tocar a Jeongguk, se abstenía de hacerlo incluso cuando el mayor le soltaba golpes a diestra y siniestra cuando jugaban; y en segunda, sabía que si golpeaba a aquel enano que no toleraba el único que terminaría sin hablar con su mejor amigo sería él. Y es que Jeongguk le tenía tanto aprecio a ese imbécil.

- ¿Vemos películas? -Preguntó con el fin de convencerse a sí mismo de que debía alejar sus deseos de matar al gnomo con sus manos-.

- Pero en mi casa.

- Incluso tengo las palomitas listas.

Y hasta entonces YuGyeom mostró una sonrisa al mayor, tomando con uno de sus brazos el hombro ajeno dejando caer ligeramente su peso, pues era una de las cosas que más disfrutaba al ser, apenas un poco, más alto que Jeongguk. La rabia había sido sustituida por felicidad cuando el mayor aceptó, las cosas estaban listas en casa del último desde hacía varias horas, pero el más bajito no tenía que enterarse de esto, tampoco tenía que saber que su mejor amigo estuvo pegado horas cerca de la parada del bus en su espera. Igual pensaba que si se llegase a enterar no reaccionaría mal, porque eso hacían los mejores amigos ¿no?




Nota 1: Lamento los errores ortográficos, pero lo escribí desde el celular a las 3 y 6 am.
Nota2: Uh, vengo con spam para ustedes, es para invitarles a leer otro de mis escritos, que justamente es YoonKook y ahí JungKook también sufre. ¿? Porque me gusta hacerlo infeliz, y ya, es todo.


Jealous ; jjk + myg ; finalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora