Jealous ; jjk + myg ; finalizada

八

-¿SeokJin está mirando por la ventana?

Esa simple pregunta descolocó al mayor, quien había mantenido hasta ese momento los ojos cerrados, concentrándose únicamente en el afiance en la cintura ajena y en el aroma que desprendía el menor, incluso después de que la mayoría del tiempo estuvieron perdiéndolo frente al televisor él olía tan bien que YoonGi ni siquiera pensó en aquel ser que vigilaba tanto sus pasos.

El azabache levantó la cabeza de su lugar de reposo, elevando la vista con el ceño fruncido hacia el alto castaño frente a él. No dijo nada, solo dejó caer esta vez su barbilla en el mismo lugar que anteriormente había reposado su cabeza al tiempo que cerraba lentamente los ojos, no esperaba ni siquiera la aprobación del otro y estaba dispuesto a ignorar todas las preguntas que podría hacerle por su comportamiento.

El menor suspiró sabiendo que sería ignorado, incluso se cercioró de que no hubiese nadie trepado en el árbol que quedaba justo fuera de su venta. Estaba un poco paranoico ante la idea de que el mayor les siguiera hasta aquel lugar para inspeccionar cada uno de sus movimientos, pero con YoonGi siendo tan amable con él, no podía pensar en otra cosa que no fuese el hecho de que un tercero los estuviera viendo. Al caer en cuenta de que realmente nadie más estaba cerca, se dejó llevar.

Tomó ligeramente los cabellos del chico frente a él y regalando caricias lentas en esta zona se dio el lujo de admirar todo su rostro. YoonGi era alguien realmente apuesto, no era para exagerar tampoco, pero tenía buenas proporciones en el rostro, cada una de sus facciones eran únicas de él y eran las mismas quienes hacían perder la cordura a más de una de sus compañeras, e incluso algunos compañeros. Pero su actitud era tan contraria a su aspecto, con los ojos cerrados Jeongguk podía jurar que era simplemente un veinteañero enamorado, indefenso ante cualquiera que deseara hacerle daño. Eso solo era una pinta, nadie podía ser tan frágil y tener el control sobre otra persona como él lo tenía, Jeongguk podía asegurar que el mayor era demasiado fuerte para conseguir lo que quisiera, menos a SeokJin.

El castaño a veces sentía pena por su mayor, si por él fuera diría todo, con tal de que ese par de enamorados estuviese contentos y dándose amor. Pero no podía, porque le tenía miedo al de mirada felina y también porque él no quería terminar todavía con esto. Si en uno de sus ataques hubiese confesado ya todo, justo ahora no estaría disfrutando de tomar las mejillas ajenas entre sus manos, las cuales se ruborizaron al tacto ocasionando más calidez en el cuerpo del mismo.

Eran pocas las veces en las que Jeongguk se podía dar el lujo de disfrutar de estas cosas, de poder ser cariñoso con el otro sin la necesidad de sentir presión por las vistas de los demás, se sentía tan real y sabía que estaba mal emocionarse por un simple contacto. Sabía que no debía sonreír como tonto después de que YoonGi haya dejado un casto beso sobre sus labios, pero era inevitable.

Eran sensaciones que nunca antes había experimentado y la nueva aventura le gustaba, le gustaba sentirse así, pero también le dolía cuando el mayor era indiferente. Y sobre todo, le confundía su manera de actuar, de pronto era tan cariñoso con él y luego lo lastimaba, incluso ahora que intentaba guardar bien ese momento en su mente sabía que de pronto el mayor comenzaría a decir o hacer algo que lo lastimara. Así que después de que ambos estuviesen de pie frente al otro, y de que su contacto se hubiese terminado, el menor esperaba alejarse, mas unos brazos se lo impidieron.

YoonGi no quería romper su abrazo, ni siquiera sabía por qué se sentía tan bien estar entre los brazos del menor, que a simple vista parecía el mayor, pero le gustaba. Se sentía tan cálido que ni siquiera sentía la brisa que se colaba por la ventana de la habitación, cerró nuevamente sus ojos y solo sirvió para que su mente comenzara a hacerle una mala jugada. El aroma que llegaba a sus fosas nasales ya no era el de Jeongguk, era aquel olor a vainilla que solo era capaz de desprender SeokJin, incluso dejó de sentir los fuertes brazos del castaño para sentir los, apenas un poco menos trabajados, brazos del mismo. Y unas fuertes ganas de llorar le inundaron, porque justo ahora no quería abrazar al menor, no, quería ser abrazado con la misma fuerza, pero por el chico que tanto le gustaba.

Sintió el impulso de empujar el cuerpo que le protegía, quería botarlo al suelo y dejarlo ahí, pisoteado junto con sus sentimientos, pero creía que ya suficiente había arruinado al muchacho y sobre todo, sentía que así solo iba a arruinar lo que se había propuesto cuando viajaba de copiloto en el automóvil de Kim. No solo la escuela y SeokJin debían convencerse de que YoonGi y Jeongguk estaban saliendo, pensó que el hecho de que Jin estuviese tan al pendiente de ambos era porque Jeongguk ni siquiera era capaz de hacerlo parecer real, hasta cierto punto sabía que ni siquiera él mismo era capaz de hacer su relación demasiado realista ante ojos ajenos. Por eso creía fervientemente que debía comenzar a tratar mejor al menor para que se la creyera, poco le importaban sus sentimientos, jamás le importaron y no le iban a importar ahora.

Lentamente fue rompiendo su cercanía, siendo capaz de mirar el rostro ajeno, el cual se encontraba con los ojos cerrados y una sonrisa tímida. Era guapo y entendía porque lo había escogido esa vez en el baño. Soltó el agarre de la camisa ajena y llevó una mano hasta su bolsillo derecho, de donde volvió a hacer presencia aquella cajita, la abrió lentamente y dejó que el menor apreciara su contenido.

El más alto no dudo en ensanchar su sonrisa, mostrando su dentadura y acompañándola de risas nerviosas. Sus manos temblorosas se alejaron del cuerpo de YoonGi y tomó con las mismas -y con bastante cuidado- el contenido de la caja, de inmediato. Las manos del mayor de inmediato envolvieron las suyas y llevaron uno de los collares al cuello del más alto, en todo momento la sonrisa del azabache estuvo presente, y ni hablar de la del castaño.

Los collares de pareja eran algo cursi y asqueroso para YoonGi. Para Jeongguk eran algo nuevo y estaba dispuesto a disfrutarlo las veces que pudiera, y a dejar pasar todo lento para que doliera menos cuando llegara a su fin, porque sabía que no le iba a durar mucho, otro día se había ya, otro día de curso y con eso, un día menos para que SeokJin y YoonGi estuvieran juntos, y pensar que el tiempo a lado del azabache se estaba acabando comprimía el pecho del menor.