La baraja del destino

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Dember ya había llegado al colegio, recibió una llegada tardía en su expediente, pero nada muy grave. Ya terminadas las clases Dember se detuvo un momento en la entrada del colegio para revisar algo—. Al parecer el tiempo sí avanza con normalidad aunque no me dé cuenta de ello... —Decía Dember para sí mientras sostenía la nota de su llegada tardía, en eso sintió un fuerte golpe en la espalda—. ¡...!

-Oye ¿Cómo estás Dember? —Le dijo amigablemente Robert.
-Oh, eres tú Robert

-Pues claro, ¿Qué te esperabas, que una chica linda te tapara los ojos? —Le dijo Robert un poco molesto por la respuesta que Dember le había dado a su saludo.
-¡Claro que no! Es solo que no me lo esperaba, estoy bien ¿Tú cómo estás Robert?

-Bien, aunque estoy un poco confundido por lo de tu llegada tardía, tú no eres de esos, ¿Se te pegaron la sábanas hoy o qué?
-¿Eh? Oh, bueno, puedes decir que fue eso jajaja —Dijo Dember soltando un risa nerviosa y poniendo su mano derecha en la nuca.

-Esa no es la respuesta que me esperaba... —Dijo Robert sospechando de Dember-. ¿Qué ocultas esta vez eh?
-¿Esta vez?

-¡Pues claro! Primero desapareces por toda una semana sin dejar pista alguna del porqué y luego cuando por fin te dignas en hacer presencia no explicas nada, y ahora esto —Dijo señalando la nota que sostenía Dember.
-Bueno, es que aunque quiera no puedo decirte nada, Robert —Dijo Dember con un tono serio.

-¿Por qué? —Dijo intrigado.
-Porque... Me vigilan —Dijo en forma de broma.

-¿¡Quiénes!? —Se lo había creído.
-Ellos... —Señaló un buzón que había detrás de Robert.

-¿¡Eh!? —Robert asustado dio media vuelta, se puso de rodillas y empezó a suplicar—. ¡¡Por favor señor no me mate, soy muy joven, ni siquiera llegue a probar la dona con jalea que tanto anhelaba!!
-...

-¿Eh? —Abrió los ojos y vio que sólo había un buzón, nada fuera de lo normal—. Dember, ¿Qué significa esto?
-...

-¿Demb-? —No había nadie detrás de él, mientras el estaba suplicando por piedad Dember se había ido corriendo a su casa—. ¡...! ¡Dember hijo de...! —Se fue hecho una fiera a su casa ignorando lo que había hecho Dember.

Ya en su casa, Dember se relajó un poco, al parecer todo su día había ido de una forma bastante normal, parecía ser que al final todo aquello no había sido nada más que sueños locos y coincidencias raras, pero... "Todo es real..." Recordó esa palabras que le habían helado la sangre—. ¿En serio todo es real...? Entonces... ¿Qué tan reales son estas palabras...? Je, olvídalo, Fiora tenía razón, me preocupo mucho por todo —Dicho esto caminó hasta la cocina para buscar algo que comer—. Fiora... ¿Dónde estará ahora? La última vez que la vi fue esta mañana, ¿Será que volvió al hospital? —Miró la hora en su celular—. Las 2:00p.m, tengo tiempo de sobra, me daré una vuelta por a- —"Fioraaaaaaaaa". ¡...! ¿Por qué...? Rayos... Deja de gastarme este tipo de bromas cerebro —Dijo Dember riéndose, esperando que todo fuera una simple coincidencia—. ¡Bueno! Sigamos con esto —Gritó Dember para animarse un poco y luego continuó con lo suyo.

Después de haber hecho todo lo que debía revisó la hora, 3:30p.m, tenía tiempo para ir a visitar a Fiora—. Bueno, ¿Por qué no? No tengo nada que hacer de cualquier manera —Dicho esto se puso sus zapatos y salió de su casa rumbo al hospital.

Dember ya se había subido al bus, todo iba con normalidad a excepción de que la atmósfera se sentía un poco diferente, aunque Dember no sabía decir qué específicamente—. Solo para estar seguros... —Dember se puso a examinar el bus, personas normales, ruta normal, misma tarifa y mismo viaje incómodo, sí, todo iba con normalidad—. Gracias... —Dember dejó soltar un poco de aire, extrañamente se sentía un poco aliviado, al menos por ahora.

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