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Eran las 11 de la mañana. Ya había amanecido en Moscú. En la suite presidencial, Donald Trump dormía plácidamente.

-Cariño, despierta.
-Mmmh... Melania... Ayer llegué a las tres aquí....
-Ya, pero hoy tienes la reunión oficial en el Kremlin a las 12:30.
-Pues es culpa suya que llegue tarde.
-Ya sé, no es normal que alguien te llame para una reunión privada a las 2 de la noche, pero piensa que quedará mal llegar tarde.

Donald, despejándose rápidamente, se levantó de la cama y se estiró. Melania fue hacia él.

-¿Te gusta este vestido, cariño?-preguntó, coqueta, a Donald, que se estaba poniendo su camisa.
-¿Es lo que vas a llevar hoy, amor?-Donald miró con incredulidad a su esposa.
-¿Por? ¿No te gusta?
-No, estás maravillosa, y ese es el problema.
-¿Qué pasa?
-Que no quiero que Putin se enamore de ti.
-Oooh, vamos, Donald, no seas así. Sabes que te elegiría por encima de Putin. La verdad, me da miedo.
-No te preocupes, Melania. Si trata de hacer algo, yo te salvaré. - dijo, mientras se ponía en guardia y movía los puños como un boxeador.
-¡Gracias, mi salvador!-Melania se acercó a él y le dio un beso. Luego se separó.-Ven, que te hago el nudo.
Mientras Melania le hacía el nudo en la corbata, Donald se acordó de la noche anterior, y sonrió.
-¿Qué pasa, cariño?-Melania sonrió también.
-Nada, nada. Que... Que estás muy guapa.
-¡Qué mono eres, amor!
-Bueno, ¿bajamos ya? Entre unas cosas y otras, se han hecho las doce...
-Tienes razón, cariño, la limusina nos estará esperando.

Bajaron las elegantes escaleras del hotel, saludando a la gente y a las cámaras. Ya en la calle, una limusina de color negro con banderines estadounidenses aguardaba a la pareja presidencial. Se metieron dentro, y quince minutos más tarde, llegaron a las puertas principales del Kremlin, donde les esperaba un serio Vladimir Putin, acompañado de hombres que parecían ser importantes, y un traductor.

A Donald le sorprendió, ya que casi nunca había visto a Vladimir tan serio en persona. Luego recordó que tenía que fingir que no lo conocía de nada. Se acercó a él tendiéndole la mano, con una sonrisa de oreja a oreja, mientras se oían los flashes de las cámaras.

-Estoy encantado de conocerle en persona, presidente Putin.
-Lo mismo le digo, presidente Trump. Nos honra con su visita. Ella debe ser su esposa, Melania, ¿no es así?-respondió con excesiva cortesía Vladimir, en ruso. El traductor murmuró al oído de Trump lo que acababa de decir.
-Sí, así es.
-Encantada de conocerle, Vladimir Vladimirovich. Mi marido me habló muy bien de usted ayer por la noche, después de su reunión.
-¿En serio?
-Así es.
-Bueno, bueno. En un momento subiremos al despacho presidencial. Luego, a la una, nos servirán la comida. Sé que es un poco tarde, pero pensé que, al haber tenido ayer una reunión tan tardía con el señor Trump, él agradecería tener algo más de tiempo para descansar y estar preparado al máximo, ya que, como le dije ayer, había muchos temas importantes de los que tratar en poco tiempo.

Todo esto lo iba diciendo mientras subían por las escaleras hacia el despacho. Una vez allí, se sentaron en la mesa de reuniones. El secretario de prensa de Vladimir, Dmitry Peskov, tomó la palabra:

-El primer tema a tratar en esta reunión son las relaciones, últimamente tensas, entre Estados Unidos y Rusia.
Donald Trump empezó a hablar enseguida.
-Respecto a ese tema, me gustaría decir que gran parte de las tensiones se han heredado de la administración Obama, y que ahora, conmigo, mejorarán y serán prósperas.
-Eso espero.-Putin continuó.- De hecho, sería recomendable que dejáramos nuestras pequeñas diferencias, culturales y, sobre todo, históricas, a un lado, y colaboráramos para hacer frente a los verdaderos enemigos del mundo, como lo son los terroristas. Así, podríamos llegar a una situación de confianza mutua. De hecho-prosiguió, clavando los ojos en Donald-en inglés hay una expresión para esta situación de ayuda mutua: " scratch each other's back".

A Donald le desestabilizó ese comentario. ¿A qué venía ahora? La verdad, había estado bien, pero no tendría que haberlo dicho. ¿Y si alguien se hubiese dado cuenta? Decidió no darle más vueltas, y continuó con la reunión.

Un cuarto de hora más tarde, era oficial. La reunión era muy aburrida. Melania se había ido, acompañada por dos guardias de seguridad, a visitar el Kremlin. Miró a Vladimir, su Vovka, quien en este momento seguía hablando de la OTAN, y de cómo era un ataque contra Rusia. En ese momento, se le ocurrió una idea. Aprovechando que estaba a su lado, y que había una mesa que impedía la visión por debajo de la mitad del pecho, Donald trató de coger la mano de Vladimir con la suya. Comenzó a palpar, hasta que llegó a rozarla.

En ese momento, Vladimir se la apartó bruscamente, mientras hablaba tranquilamente del escudo antimisiles en la frontera de Rusia, como si nada hubiera pasado.

A la una, se anunció que la comida ya estaba lista. Después de las fórmulas típicas de cortesía, todos se dirigieron al salón donde estaba. En el momento en el que Donald y Vladimir eran los últimos en salir del despacho, Vladimir cerró la puerta, quedándose los dos a solas.

Entre nosotros ⁂Trump x Putin ⁂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora