- Aquí traigo el café y las galletas que me pediste, Minho. – anunció Anne dejando la bandeja sobre la mesa.
Ella interrumpió el momento crucial para que él me respondiera qué rayos quería lograr con lo que acababa de hacer. Sonrió como suele hacerlo cada vez que me deja colgando de un hilo con sus actitudes. o bueno, desde que comencé a transitar por su casa.
- Muchas gracias, Ane. – ella asintió y se retiró de nuestra vista.
De inmediato tomó la oreja de la taza blanca y devoró una de las galletas de avena, mirándome fijamente. Me incomodaba, pues, él es mi profesor, ¿Qué otra cosa podría ser de mi?. - ¿en qué íbamos?.
- En la mitad del trabajo. Explícame para poder redactar como pides. – dije asqueado. Él rió. - ¿cuál es el chiste?.
- Oh, nada… - dijo tranquilo. Me estaba matando. Y creo que él se daba cuenta de cuánto moría por saber tantas cosas acerca de él. Pero, preferí callar por ahora y aguantar con la poca fuerza que he obtenido con los años. Mi teléfono celular vibró, lo saqué de mi bolsillo, y era un mensaje de texto de Onew. – “Te extraño…”. – tecleó. Presioné el botón responder y le contesté:
“Yo también, pero, no te preocupes que mañana tendré la tarde sólo para ti, te amo”. – le envié y guardé mi aparato.
– ¿problemas?. – quiso saber.
- Nada que a usted pudiese interesarle. – dije seco.
- Podría interesarme ya que estoy compartiendo todas mis tardes en las que solía estar solo, y no me trates de usted. – me regañó con un dedo índice.
- ¿Y qué hacía en sus tardes solitarias?.
- Nada que a usted le interese.
- Entonces no me pregunte si tengo problemas, no responderé mientras usted no me responda. – dije desafiante.
- No vayas mañana al Instituto, yo no tengo clases allí y en ninguna parte.
- ¿Qué?, no puedo faltar a clases sin ninguna razón.
- Sólo dile a Onew que te quedaste haciendo alguna cosa. No se enterará de ello.
- Usted está loco. – eché una risa irónica. – no le he dedicado tiempo a mi novio porque estoy aquí contigo.
- No te estoy obligando, ya te lo dije desde un principio, no me culpes a mi, yo sólo te lo ofrecí y estás sentado solo, ¿te puse una pistola en la cabeza para obligarte, te amarré a la silla en medio de la oscuridad, te…?. – le callé con un beso, me estaba aturdiendo, y fue lo primero que se me ocurrió.
Al comienzo se rehusaba, pero, finalmente accedió y me levantó de la silla, para sentarme sobre sus piernas y entrelazar mis manos en su cuello y jugar con su cabello lacio y corto. Él posó sus manos en mi cintura y me abrazó. Me separé de él al darme cuenta de lo que estaba haciendo era algo incorrecto. - ¿qué fue eso?. – preguntó desconcertado.
- Un error. – dije bajándome de sus piernas y arreglando mi pantalón, nerviosamente. Él sonreía. – ya para de hacer eso. – le reclamé.
- ¿Qué cosa?. – arqueó una ceja. – para ser joven besas muy bien. – dijo humedeciendo sus labios. – podría repetirse. Pero, qué descarado. – pensé .
- Estás loco, era para que te callaras. – me crucé de brazos. – debo irme.
- Quédate esta noche. – me pidió. ¿qué le pasa?. Está bien, no creo que sea tan malo, ¿o si?.
- No. –Le rompería el corazón a Onew. –No lo haré.
- Claro que lo harás. – sacó su teléfono celular. – llama a tu madre y dile que te quedarás en la casa de Onew porque tienes que hacer un trabajo con Key. – me deslizó el teléfono. – tienes diez segundos para hacerlo. – un nerviosismo recorrió por todo mi cuerpo que vibraba, miraba el teléfono y luego pensaba en Onew, lo miraba a él y luego, al teléfono, y así sucesivamente. – cinco segundos.
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~Locamente enamorado de mi profesor~ (Hohyun)
FanfictionMinho, profesor de Historia y Geografía. Carismático, atractivo a la pupila de las chicas y chicos del Instituto. No pasaba desapercibido por ningún rincón de esa estructura juvenil. Kim Jonghyun, simpático, risueño, gustaba por el buen vivir con su...