Capítulo 8.

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Terminaron las clases. Puedo dar un respiro de gloria para llegar a mi casa a almorzar. – dije para mi mismo sonriente, esperando a que Kibum y Onew aparecieran en la entrada del Instituto para regresar cada uno a sus hogares.

Key venía empujando a Onew y este reía sin compasión ante esos empujones, a los que él correspondía de igual manera, ellos cada vez que podían se peleaban como niños de cinco años, pero, existía una palabra llamada paciencia, que he tenido que adaptar desde el primer día en que los conocí a ambos como hermanos mellizos.

- ¿Listos?. – les pregunté una vez que los tuve en frente. Ellos asintieron, y me puse al lado de mi novio para entrelazar su mano con la mía, él sonrió emocionado y lo impulsó a besarme para comenzar a caminar de regreso a casa.

- El profesor de Historia se veía delicioso en ese traje gris ajustado. – dijo acalorado mi amigo Kibum. Onew le miró de reojo y movió la cabeza de un lado al otro, me miró a mi, y yo me encogí de hombros haciendo como que no me importaba, cuando, por dentro, el fuego de celos me corroía por el cuerpo y gritarle en su cara que yo ya conocía algo más que ella no iba a poder porque no la pelaba.

Bien, eso fue realmente pendejo de mi parte.

Di un suspiro e intenté no comentar nada de lo que pudiese arrepentirme.

- Si, Key, a nadie le importa eso… - dijo fastidiado Onew. – amor, ¿irás al partido?.

- Si iré, esta vez prometo que asistiré. Le dije a mi madre que era importante que estuviese sentado apoyándote. – él sonrió y me abrazó emocionado.

- Que lindo… me haces muy feliz.

- A mi igual. – sonreí falsamente. ¡diablos!, ¿en qué me estoy convirtiendo?, pensé con congoja.

Me despedí de él y de mi amigo en la entrada de mi casa.
Abrí la puerta y vi que mi madre estaba recostada sobre el sofá, con la televisión encendida y ella dormía antes de que yo llegara, se frotó los ojos y se sorprendió de verme de pie.

- Esto es un fantasma. – bromeó.

-  Mamá… - dije riendo. Dejé mi mochila sobre uno de los sofás. - ¿Qué hay?

-  Tú y esas palabritas “qué hay”. – dijo levantándose del sofá. – hoy me dieron la tarde libre, así que te preparé el almuerzo que te gusta, lazaña. Acompañame. – me indicó con una mano, efectivamente, había una sadera con la lazaña casera de mi querida madre en el horno, olía bien.

Me sirvió en un plato, y luego se sirvió para ella, le ayudé a poner los servicios en la mesa del comedor y nos ubicamos allí para conversar de nuestra mañana. - ¿cómo te fue?. – me preguntó.

-  Bien, imaginate, tuve una prueba sorpresa del profe de Historia. – reí. – y pude contestar todo, por suerte.

-  Que bueno, ahora que mencionas a ese profesor…¿han terminado el informe?. – ella sabía que estaba haciendo eso, pero, nada más.

-   Mmmm…nos falta reordenar lo escrito hoy, después del partido amistoso de Onew, claro, si me dejas ir.

-  Si regresas a casa, obvio que te dejo ir. – sonrió. - ¿cómo ha estado Onew?.

-  Muy bien, aunque, está algo fastidiado con algunos asuntos, pero, ya se le pasará. – revolví mi plato. – suele pasar, ¿no?. – hice una mueca.

- Es verdad…pero, bueno. No nos amarguemos. Espero que ganen ese partido. – deseó suerte. – y espero también ver a Onew pronto, para platicar con él como antes.Ya casi ni se aparece por aquí.

~Locamente enamorado de mi profesor~ (Hohyun) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora