Reunión, parte 2

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Aparece de una vez Fes - dijo un poco irritada Graciela, se suponía que si el Dios estaba rondando cerca era porque nadie lo vería aparecer

No te impacientes mujer - habló divertido el Dios herrero apareciendo frente a ella en su aspecto mortal - tenía que asegurarme de que mi padre no viera que me escapé

Se confinaron - bufo ella irritada - ¿Porqué no me sorprende?

Solo quiere que el idiota de su hijo aprenda la lección, sin ninguna ayuda de nosotros - explicó suavemente mientras se le acercaba - ¿puedo?

Sabes la respuesta - rodó los ojos, aunque le agradó que le pidiera permiso para abrazarla, después de todo aún tenía cierta dificultad de dejar que un hombre se le acercara - Extrañe el campamento

Y yo te extrañé a ti - respondió el Dios sin sacar su cabeza del cuello de ella aspirando su aroma a mar que siempre predominaba - sabes lo doloroso que a sido no tenerte cerca, no te he visto en un mes

Exagerado - reprendió ella golpeándole la espalda - fue hace 15 días

Sigue siendo demasiado - se quejó el Dios separándose para verla a los ojos - ¿qué excusa inventaste?

Les dije que tenía que hablar con algunas criaturas - se encogió de hombros acomodándose entre los brazos que la sostenían por su cintura - Hércules sabe que estás aquí, así que no hay porqué preocuparse, no me buscarán o caerán en histeria

Mm... Eso es bueno - susurró el herrero moviendo las manos por la cintura de su prima - ¿Cómo has estado?

¿A qué te refieres? - preguntó algo confusa

Ya sabes, hablé con nuestro amigo del norte - dijo ladeando la cabeza - me contó el episodio de hoy y que no has desayunado

Voy a comer luego no te alteres - trató de tranquilizarlo pasando sus manos por sus brazos - y lo otro, cuando un mortal muestra su interés en mí de esa manera, recuerdo a ya sabes

Sí, lo recuerdo - el Dios no dudó de atraerla a su cuerpo sintiéndola con él, que no se había ido, que la podía proteger - quisiera que no lo recordaras

La otra vez hiciste un gran trabajo - susurró tentadoramente su prima acurrucada entre sus brazos, mientras extendía los suyos a su cuello - por favor - pidió - como la otra vez

A partir de aquí habrá una escena un poco subida de tono, si no quieres leerlo sigue bajando hasta las próximas letras negras.

Hefesto no se hizo de rogar, capturó los labios de Graciela besándola como si la vida se le fuera en ello, cosa que era imposible, no era la primera vez que estaban en esa situación, ya había pasado dos veces antes, ella aún no se había recuperado de la impresión que le causó ese día, pero eso solo la ponía de mal humor aún más cuando tuvo a esa diosa en ella que le alteró las hormonas como si Hédone estuviera a su lado, dejó que semidioses y dioses se le acercaran, pero ninguno había tocado su cuerpo, hasta el día que Hefesto la visitó.

Hum... - trató de formular una palabra pero las manos ásperas del Dios estaban apretando su culo por encima de la fina tela del short que portaba - sigue habiendo..mucha... ropa - se quejó entrecortada

Sigues siendo impaciente - le habló sobre el cuello para luego pasarle su lengua por él provocándole estremecimiento - si quieres que pare tendrás que decirlo ahora

Pero él no quería parar y ella lo sabía, el dios la estaba pegando a él, apretando su dura masculinidad contra ella, lamiendo su cuello pidiéndole silenciosamente que no lo detenga, el Dios herrero la podía tomar de igual forma, pero él la respetaba y eso junto a su iniciativa la primera vez fue lo que la hizo caer en las manos del herrero.

La Espada Robada de la Guerra  (LRX #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora