Capítulo 2

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Y para que vean que tan mala no soy ;) jajajaja, les dejo el segundo capitulo con todo mi sadico amorsh ;) jajajaja, besos, nos leemos abajo.

— Diamante, cariño, ¿de verdad tenemos que ir? Mira que...

— No tienes que ir si no quieres, Esmeralda. — Le dijo Diamante mientras intentaba (sin éxito) ponerse la prótesis— Yo voy a ir al rancho no solo porque Darien me llamó y me lo pidió, también es porque...

— Cariño, no te enojes y ven, déjame ayudarte.

Esmeralda, que adoraba a su esposo, lo amaba más de lo que una persona debía amar a otra, se hizo a sus pies y empezó a ayudarle a ponerse la prótesis aquella que, después de mucho rechazar, que después de meses de rechazar, finalmente había terminado aceptando porque Esmeralda se lo había pedido; y había pocas cosas en la vida que él le negaba a esa mujer. Diamante, aunque no lo decía mucho, la amaba como nunca había amado a nadie en su vida, la quería mucho y hacia lo posible por darle gusto, por mantenerla contenta.

— Listo, ya quedó, mi rey hermoso.

— Esmeralda, —sonrió y le acarició una mejilla con ternura mientras ella ronroneaba en su mano como eso, como una gatita muy consentida— perdóname si fui grosero contigo hace un momento, mi reina, pero es de verdad, si no quieres venir conmigo a la: Black Lady mientras Darien regresa de su viaje, no tienes que hacerlo. Es solo que...

— ¿Qué clase de esposa seria si mi amado esposo me invita a ir a uno de los ranchos más grandes y hermosos de todo México a pasar unos días con él y yo me negara, eh?

— Esmeralda...

No lo podía evitar, ella era una de las pocas personas (por no decir que la única) que lo hacía reír.

— La peor. Es solo que, me he divertido tanto teniéndote aquí, todo el tiempo en la casa y conmigo, que me preocupa que si vas al rancho y empiezas a, bueno, a relacionarte con todo lo del negocio otra vez, ya no vayas a...

— Yo también me he divertido mucho contigo aquí y haciéndotelo en cada rincón de esta enorme casa pero, mi reina, creo que ya es hora de regresar a trabajar. Y no solo porque Darien, que me ha ayudado tanto en todo este tiempo, me llamó y me lo pidió.

Esmeralda hizo cara de confusión mientras se levantaba del alfombrado suelo y se sentaba sobre él, sobre sus delicadas piernas que aún no se recuperaban...

— Es también porque me preocupa esa muchacha, me preocupa todo lo que ha estado haciendo esa descarada de Hotaru.

— Pues viéndolo de esa manera... Tienes razón; además, la muy desgraciada, ¿puedes creerlo? ¿Cómo se atrevió a reducir nuestros ingresos? Infeliz... Mejor, mejor que regreses, mi amor, y le enseñes quienes son los que verdaderamente mandan en esta familia.

— Esmeralda... — Reía sin descanso mientras ella entrelazaba las manos en su cuello y se acercaba a su rostro con la firme intención de besarlo— Sé que no te lo digo mucho pero yo te...

— Shu.

Le dio un casto beso en los labios y después, muy sonriente, le dijo mientras se levantaba de sus piernas...

— Lo sé. No tienes que decirme que me amas porque yo, Diamante Black, eso ya lo sé. Dime, mi rey hermoso, ¿empaco maletas para cuantos días?

— Sabes que no me gusta estar como un botones cargando un montón de maletas.

— Diamante... — Reía.

— Empaca solo unas cuantas cosas, como para tres días, y en el caso de que nos vayamos a quedar más tiempo, pues salimos y compramos ropa si nos hace falta.

El Caballero de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora