Capítulo 18

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21/08/2017

Holi, holi, mis queridas amiguitas! :D La noticia del día, y de la semana, es lo del eclipse de sol pero meh :v jajaja, me vale porque en donde vivo no se va a poder ver y mejor, según leí por ahí te puede dañar la vista o no sé que cosa :p La verdad no presto mucha atención a las cadenas esas que me mandan por whatsapp :v oki, jajaja, no a todas, a las de mis amigas sí :D

Un saludo muy cariñoso a cada una de ustedes y perdón por lo del viernes pero, ustedes saben, los amigos en las buenas y en las malas :3 Tenia que acompañar a mi amiga en un momento tan duro como ese, no podía dejarla sola velando a su mamá y menos en el entierro, creo que es en momentos así en donde sabes quién es realmente tu amigo y quién no.

Besitos! Las dejo con el capítulo de hoy y ya saben, nos leemos mas abajito.


Diamante estaba ahí, con su "pobre" hermano enfermo en ese hospital y cansado. Llevaba un poco más de dos semanas con él, era normal que estuviera cansado y no solo estaba cansado físicamente, pues, y aunque no entendía por qué Petzite se negaba a acompañar a su hermano, se había convertido en su acompañante permanente. Diamante estaba agotado más psicológicamente que físicamente porque estar sobrio, en sus cincos sentidos, era una verdadera tortura... Su sobriedad, su mente, no hacía más que llevarlo a aquellos lugares en donde fue tan feliz, a sus recuerdos al lado de Esmeralda...

Desde aquel primer día que había llegado cansado y muy agotado a ese hospital a preguntar por la salud de su hermano, no se había separado de él, se rehusaba a moverse de su lado... Triste por ver en el estado en el que se encontraba una de las personas que más amaba, empezó a hablarle con la esperanza de que lo escuchara pero lo que él no sabía, es que alguien más escucharía lo que diría...

— Zafiro, no seas haragán y ya levántate de esa cama. ¿Qué no ves que tenemos mucho trabajo que hacer? Recuerda que en eso habíamos quedado. Yo me encargaría de cerrar los negocios y tú te harías cargo de todo lo que tiene que ver con la distribución, las rutas. Rubeus es de mi entera confianza pero confío mucho más en ti que eres mi hermano, idiota. Levántate ya que no soporto verte un día más así.

Diamante río levemente ante aquel comentario pero Hotaru, Hotaru que había llegado muy arreglada a visitar a un pobre enfermo, uno al que amaba, estaba que se la llevaba el diablo.

Hotaru se enojó, se puso que se la llevaba el diablo porque, pues, obvio, ella no sabía nada de eso, ella no tenía ni idea de que Zafiro iba a seguir trabajando con Diamante en el cartel Black. Su sorpresa, su enojo, era más que justificado porque, y aunque él nunca lo negó, al contrario, Zafiro le había dado a entender de cierta forma que iba a trabajar con ella, que, y gracias a la horrible traición que había recibido por parte de su hermano, de Diamante que por esos días estaba feliz, radiante, que no se cambiaba por nadie, él se iba a quedar con ella. Hotaru creía que ya que la relación laboral entre ellos se había dañado gracias a que Diamante había aceptado (sin decirle nada a Zafiro) la propuesta que Darien le había hecho, él iba a trabajar con ella en el negocio que tenía en mente. Hotaru estaba convencida que Zafiro se iba a ir a trabajar con ella y no solo eso, creía igualmente que si él trabajaba a su lado, que si él empezaba a verla a diario, iba a terminar separándose de la: "gata" como le decía a su esposa, a Petzite que en ese momento, en ese momento en donde lo que a Hotaru le provocaba era entrar a la habitación y ahogarlo con una almohada, llegaba. A aquella humilde habitación de hospital llegaba muy elegantemente vestida Petzite; pero no llegaba sola, había ido con nada más y nada menos que con el niño, con el pequeño Edmundo que en cuanto vio a su papá así, dormido y conectado a ese montón de aparatos, rompió en llanto.

El Caballero de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora