____’s Point Of View
Después de tantas horas de vuelo llegué a California, mi mamá me esperaba en la entrada del aereopuerto. Me dirigí al departamento de equipaje para ir por el mío. Sentí las miradas de algunas personas, me reconocían, lo sabía. Tomé mis maletas caminaba con un paso tenso hacia la entrada.
—¡____! — Escuché, después miles de flashes me rodeaban. —¡___!
Caminé más aprisa ¿Cómo mierda sabían que estaba aquí? Busqué por todos lados con la mirada a mi madre. Los paparazis me seguían, tapaba mi cara con mi abrigo para que las luces no me lastimaran la vista.
—¿Es cierto que estás embarazada de Bieber?
¡Qué! ¿En verdad preguntaban eso?
—___... ¿Por qué no estás con Justin?
—¿Es cierto que tú y Justin terminaron porque te fue infiel?
—¡___! ¡Contesta!
—Déjenme en paz, debo llegar a casa — Les pedí casi en un grito, me rodearon de una manera que no podía avanzar.
—¿Por qué no estás con Justin?
—¿Siguen siendo novios?
—A Justin de le ha visto mucho con su bailarina Valery ¿Salen y ustedes terminaron?
—No responderé nada, él es el famoso no yo… — Trate de avanzar pero era inútil, sus cámaras me bloqueaban y las luces me provocaban mareos de tanta luz.
—¿Él regresó con Selena y te dejó? ¡____!
¿Qué mierda? ¿Selena, qué? De repente unas ganas de golpearlos a todos con mi maleta me entraron. Los chicos de seguridad me cubrieron, uno me tomó del brazo jalándome hacia quien sabe dónde, las luces me aturdían demasiado.
—¿Está bien? —Me preguntó un hombre robusto, vestido de negro con un aparatito en su oreja.
—Sí, casi me desmayo ahí mismo… Gracias.
—¿Quiere que la llevemos a algún lado? – Preguntó amable. Lo dudé por segundos, mi madre había venido por mí pero si salí de nuevo por los pasillos me acosarían.
— ¿Pueden llevarme a casa?
Salimos por la parte trasera, mandé un mensaje a mi madre que la alcanzaba en la casa. Dos hombres de seguridad iban en la parte de delante de la camioneta grande y negra. Por el espeso silencio coloqué los audífonos en mis oídos, suspiré fuertemente… todo, todo había sucedido demasiado rápido. En parte tenía miedo, tanto tiempo junto a él, en el lugar que creí imposible durante mucho tiempo.
El auto paró en un momento improvisado, había llegado a casa. Con la ayuda de los chicos llevé mis maletas a la entrada, atravesando el gran camino de piedras, di las gracias ellos sonrieron y desaparecieron de mi vista al momento que la camioneta giro en la esquina.
Abrí la puerta, entre empuje y empuje metí las maletas un poco pesadas. Al parecer no había nadie, fruncí el ceño al ver un sobre amarillo sobre la mesa de centro de la sala. Con la duda en mi interior opté por abrir el sobre misterioso.
Antes de leer la hoja blanca entré a la cocina, moría de sed. Saqué la jarra con jugo de naranja sirviendo un poco en el vaso pequeño que había bajado del estante gris que mi madre tenía en su ventana, regalo de mí tío de España.
Fabriqué una sonrisa al notar que mi mamá compró de mis galletas favoritas. Regresando al pasado, mi papá siempre cuando veía mis altas calificaciones en el instituto me las compraba volviéndose mis favoritas, hasta la fecha.
Tomé el tazón con galletitas y el vaso con jugo de naranja llevándolas conmigo hacia la sala para ahora sí leer la carta que no sabía el autor.
Dejando la comida servida en la mesita donde antes estaba el sobre, me acomodé mejor en el mueble. Empecé a desdoblar la hoja tamaño carta, di un sorbo a mi jugo. ¿De qué trataba eso?
—¿No sabes que es de mala educación leer algo que no te pertenece? —Escuché una voz firme que hizo estremecerme hasta los huesos. Lamí mis labios cerrando mis ojos por la sorpresa. Lentamente giré mi cabeza para encontrarme con la mirada divertida de ese chico.
—¡Johnny! —Grité feliz, aventé la carta por quién sabe dónde abalanzándome entre sus brazos.
—Pensé que no te acordarías de mí.
