Capítulo#31.

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La lluvia fría chocaba con la ventana de mi cuarto, una melodía entre el viento y el cristal se creó. Tres días sin él, tres días sin escuchar su voz, tres días sin sentirlo ¿Acaso no le importaba?

El día de mi cumpleaños y al parecer la única que lo recordaba era yo. Ni una sola llamada, mensaje, buzón de voz de algún familiar. Prendí la computadora para ver en las redes sociales. Sonreí al instante de ver tantas menciones que las chicas me hacían, recordaban que era mi cumpleaños.

De acuerdo al frío que sentía busqué entre mis cosas una blusa de mangas, unos Jeans, tenis y un suéter grueso. Bajé las escaleras lenta y desanimadamente. Frunciendo el ceño busqué con la mirada a mis alrededores a mi mamá y Johnny pero no estaban.

Con la decepción de que ni mis amigas llamaban para aunque sea decir un “Felicidades, Bye” saqué un pastelito de los que mi mamá había hecho cuando llegué. Las doce con tres y no había reporte de nadie, empezaba a aburrirme. 

Encendí la televisión una noticia llamó mi atención; Justin había cancelado el concierto de esta noche ¿Le habría pasado algo malo? Mi corazón empezó a latir rápidamente, cogí el celular por inercia busqué entre mis contactos a “Amor”… tenía que cambiarlo, la llamada iniciaba uno, dos, tres, cuatro y la contestadora respondió. Los nervios brotaron junto con los pensamientos de que algo malo le hubiese pasado. Por mi intranquilidad llamé igual a Alfredo, Scooter incluso Ryan pero nadie contestaba.

Me boté en el mueble casi temblando, no tenía ganas de comer más pastelito. Mi pierna se movía incontrolablemente, tallé mis manos entre mis pantalones empezaban a sudar, el sonido de mi celular por una llamada me sacó de pensamientos.

>>En mi cuarto, bajo la cama hay una caja enorme blanca. Lo de adentro es para ti. Att: Mamá<<

Con una mueca sonreí de lado, corrí escaleras arriba. Exactamente como ella había dicho la caja estaba bajo la cama, desprendí la tapa dentro de ella se encontraba un hermoso vestido un poco corto morado con destellos plateados, unos accesorios del mismo color y unas zapatillas altas de tacón grueso plateadas con brillitos. 

A lo último había una nota, letras doradas sobre el papel rosado decían: >> A las cinco en punto ese vestido debe estar puesto en ti, luce como la princesa que eres. Feliz Cumpleaños mi amor<<

Sonreí por inercia, ¡No se había olvidado de mi Cumpleaños! Mi interior festejó a lo grande… Entonces miré el reloj, doce con veinte minutos… ¡¿Qué!? ¿Tan rápido? Me quedaba exactamente… poco tiempo. No soy buena en matemáticas.
Salí del baño cuarenta y cinco minutos después. Como un rayo de luz sequé mi cabello, unté crema de destellos en mi cuerpo para después colocarme la ropa interior. Miré de nuevo el vestido, era hermoso. Me maquillé, peiné y por último coloqué el vestido en mí. Rocié un poco de perfume “Someday” Había tardado mucho tiempo, eran las cuatro cuarenta y siete, me puse los tacones junto con las pulseras que hacen juego con el perfecto collar.

Nerviosa me senté en el mueble de la sala ¿Ahora qué? Una lista en mi cabeza armé. Después de diez minutos aproximadamente el sonido de mi celular hizo presencia en la sala.

—¿Estás lista? —Preguntó una voz un tanto conocida, estaba segura que no era mamá.

—Sí… Emma ¿Eres tú?

—No importa eso ____ — se escuché una risita lenta — Afuera de tú casa hay una limosina negra esperándote, ella sabrá donde llevarte.

—Bien… estoy nerviosa.

—Te encantará la sorpresa amiga… te veo luego.

Guardé el celular en mi bolso pequeño, como Emma había dicho una limosina negra estaba fuera de mi casa, sonriendo subí en ella. Subí en la parte trasera, no era tan grande como para las estrellas de cine. Diez minutos después me empecé a desesperar ¿Dónde me llevaba?

—Oye no es para arruinar el momento— dije tímida— pero ¿A dónde vamos?

—Es sorpresa —murmuró, no pude escuchar bien pero sabía que era eso lo que había salido de su boca.

—Odio las sorpresas… — Susurré.

—Te encantará.

—No es por nada pero… ¿Podrías hablar un poco más alto? No logro entender emmm… ¡La mayoría de tus palabras!.

Escuché una ligera carcajada suprimida, como si no quisiera haberla echado. Fruncí el ceño ¿Cuánto tiempo iba? ¿Quince? ¿Veinte minutos? Chocada empecé a tararear una canción de Justin.

El conductor me sonrió por el retrovisor, lo miré raro. Una parte de él me daba un aire conocido, entrecerré mis ojos. Su risa, la forma en que habla, la parte de atrás de su torso, los ojos hermosos ¡Esperen! ¡Esperen!.

—¿Justin? 

Él se dió vuelta, quitó el sombrero negro que tenía puesto y me sonrió.

—Sopresa.

Make You Believe: La historia de una Belieber... 2da Temporada... (ADAPTADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora