Capítulo Once. Nos Tenemos El Uno Al Otro.

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Sarah 

Por suerte el sábado, logramos el cometido de distraernos de todo.
Por el vientre, tuve que recibir el masaje sobre mi costado, aunque aun así los masajes eran maravillosos.

Primero nos pusieron una mascarilla con olor a menta en el rostro y después de lavarnos fuimos hacia otra habitación donde nos dieron unos masajes perfectos. Aquella área del spa estaba completamente separada de las habitaciones y no se podía percibir ningún ruido; solo se podía escuchar el sonido del agua de una pequeña cascada a nuestras espaldas. Estaba al fondo en el medio del edificio, las paredes parecían de mármol y las luces tenues no ayudaban cuando uno intentaba no quedarse dormido en medio del tratamiento.

Bill ni siquiera se molestaba en disimularlo, simplemente cerraba los ojos y pronto me resultaba fácil reconocer el suave subir y bajar de su estómago cuando respirada pausadamente al quedarse dormido.

En un principio no comprendí a qué iría yo, no pensé que pudiera recibir masajes, aunque no tomé en cuenta las precauciones que tomó Bill al hacer la reserva para aquel fin de semana. La mujer que hacía los masajes fue amable y con tranquilidad me explicó que debía de acomodarme sobre el costado para que pudiera hacer su trabajo. Al terminar, estaba completamente en blanco. Como si con el masaje mi mente hubiera dejado de funcionar momentáneamente; no tenía ganas de hacer nada y por suerte la masajista me dijo que me quedara acostada por unos minutos hasta que regresara su colega a buscarme.

Cerré los ojos y casi me quedé dormida, solo volví a abrirlos para encontrar a Bill asomando medio cuerpo por la puerta.

- Hola... - cantó bajito, - ¿cómo estuvo?

Sonreí, intentando no darme mucha importancia al hecho de que solo un par de toallas me cubrían el pecho y el trasero, así como estaba tumbada sobre el costado no sabía si un movimiento en falso revelaría de más.

- No recuerdo ni mi nombre... - murmuré con pereza.

Bill se rio y abrió su botella de agua antes de mirar alrededor. Vi las gotitas de agua resbalar por sus dedos, la botella de agua parecía estar fría mientras que la habitación estaba caliente y considerablemente húmeda.

- Y ese es el punto. – Dijo, - que te olvides de todo.

Sonreí en dirección al rubio y me llevé una mano a la cara, echándome el cabello hacia atrás.

- ¿Qué más tienes planeado hacer hoy? – Pregunté, deseosa de sentarme.

Si Bill no salía de la habitación pronto, yo misma tendría que pedirle que se diera la vuelta o me diera la bata que colgaba de un gancho en la esquina a sus espaldas.

- No lo sé. – Encogió los hombros. – Tal vez podamos ir a la playa, no está lejos y sé que te gustaría.

Solté una risa, preguntándome exactamente por qué me gustaría hacer tal cosa cuando significaría pasar un rato metida en el auto esperando que hubiera un baño al llegar.

- ¿ah, sí?

Bill asintió y se acercó a mí, apoyó la espalda en la pared y cruzó los brazos al mirarme.

- Es bonita y no hay mucha gente. – Admitió.

- Bueno, - me lamí los labios antes de continuar, - ¿por qué no me pasas esa bata de ahí y te das la vuelta mientras me la pongo?

Con el ceño fruncido se enderezó y fue por la bata de felpa blanca que le había pedido, me dio la bata y se dio la vuelta.

- Si vamos a la playa, podría llevarte a un restaurante que está cerca de la bahía.

Dream Machine (KOS Temporada 2. Tom Kaulitz Fanfiction)Where stories live. Discover now