Capítulo Diecinueve. Todo Lo Que Tienes Que Hacer Es Quedarte.

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Observé a Sarah mientras dejaba un par de vestidos sobre la cama. Observó ambos atuendos y se llevó una mano a la cara, apoyando la mejilla en su palma al abrazarse por el brazo derecho. Uno de sus vestidos era de un pálido color rosa, corto y con líneas blancas alrededor de la falda. El otro era un vestido gris con encaje en la línea del escote.

No había pedido mi opinión, así que no se la di. Estaba distraída pensando en cómo hablar con Tom. Ya había pasado una semana desde mi accidente en el estudio; no hablamos más respecto a sus planes para mudarnos a Alemania, lo evité a toda costa porque no sabía cómo sacar el tema. Sarah no estaba del todo mal; Tom tenía derecho a querer estar en casa, yo no vivía en Miami pero la visita a ver a mis padres no era un viaje a otro continente.

Mientras yo continuaba sin hablar con Tom, Sarah ya estaba recortando la lista de nombres, los mejores contendientes para su bebé eran hector, Leo y Karl; aunque ya todos sabíamos cuál era el favorito de Bill. Para la niña, las apuestas estaban puestas en Gia y Lucy.

- ¿Cuál me pongo? – Preguntó al fin.

- El gris. – Le dije.

- ¿De verdad? Este lo compró Bill. – Admitió.

Asentí, desviando la mirada hacia la puerta. Pumba entró corriendo y jadeando, Sarah se dio la vuelta y se estiró hacia abajo para saludarlo con casi el mismo entusiasmo. La llegada del perro indicaba la llegada de Bill.

- ¡Hola, guapo! ¡Hola! – Sarah jugó con las orejas del animal.

- ¿Sarah? – Bill llamó.

Mi hermana se acomodó el cabello corto detrás de la oreja.

- ¡Estoy arriba, con Zoey-kun!

Puse cara de póker y suspiré. Bill entró un momento más tarde y se inclinó para acariciar la cabeza de Pumba y al enderezarse vi a Sarah coger su rostro y besarlo. Solo cuando me encontré envidiando a mí hermana y mi cuñado aparté la mirada.

Otro aspecto negativo de no hablar con Tom era que él pensaba que yo seguía enfadada, no era así, aunque eso era lo que él creía y por eso mismo no se me acercaba ni siquiera un poquito. Iba de puntitas a mí alrededor.

- Tom está abajo. – Alcé la vista al escuchar a Bill.

El rubio se había puesto una camiseta blanca y unos pantalones oscuros, señaló hacia la puerta y me guiñó un ojo.

- Creo que deberías hablar con él.

Me puse de pie y salí al pasillo. Al pasar más tiempo en aquella casa otra vez, recordé que había vivido ahí cuando apenas todo empezaba. Tom y yo habíamos sido amigos, se suponía que no estaríamos juntos más allá de un año...y ahora no podía imaginarme cómo serían las cosas si nos hubiéramos separado. Acepté el estúpido arreglo para que tuviera tiempo para arreglar su situación en el país; me preocupaba, él y Bill eran mis amigos, si había algo que pudiera hacer lo haría. El hecho de que Tom estuviera dispuesto a hacer lo que le pidiera por asegurarse de que lo ayudara simplemente me daba más razones para no desear que se metiera en un lío que yo podría ahorrarle.

Su habitación estaba a mi izquierda ahora, pasando el baño, Bill y Sarah ya habían redecorado la habitación, los muebles estaban desordenados bajo una manta blanca que cubría todo lo que tocaba el suelo. No habían decidido el color para la habitación, o eso era lo que yo pensaba.

Continué hacia la dirección contraria y bajé las escaleras con una mano en el vientre.

- Por favor no te parezcas a él en lo obstinado... - Le supliqué en voz baja a mi bebé.

Dream Machine (KOS Temporada 2. Tom Kaulitz Fanfiction)Where stories live. Discover now