Capítulo 2 - Un golpe de suerte

1.1K 51 1
                                    

—Es una broma' ¿cierto? — bufé cruzándome de brazos haciendo notar mi presencia. Ambos me miraron confundidos — ¡Muévanse! — grité como si fuera lo más obvio del mundo alzando los brazos levemente esperando que el par de idiotas fueran a besarse a otra parte o tan siquiera me dejaran el paso libre.

—¿Por qué no mejor cierras la boca? — Habló primero la chica — métete en tus asuntos — agregó.

—Lo quieras o no, son mis asuntos — la rubia parecía no entender. Rodé los ojos — están sobre mi casillero — señalé el mencionado.

En ese instante sonó el timbre señalando que las clases estaban comenzando, de mala gana la chica me dio la espalda, se despidió de Aiden y se fue contoneando las caderas no sin antes lanzarme una mirada de odio a la cual no le di importancia alguna.

Me dispuse a abrir mi taquilla pero el idiota de Aiden seguía estorbando — ¿Necesitas algo? — pregunté. Me dirigió una última mirada, parecía estarme analizando de arriba hacia abajo, después de eso no dijo nada, sólo se fue.

— Y a este que le pasa — murmuré mientras ordenaba mis libros rápidamente, llegaría tarde, era irremediable.

—A clases, Morgan — me llamó mi maestro de matemáticas del año anterior, un calvito regordete no más alto que yo, se veía apurado, al parecer también iba tarde, yo solo reí por lo bajo ganándome una mirada desaprobatoria.

Me encaminé al salón lo más rápido que pude, parece que mis esfuerzos por estar a tiempo fueron el vano. Cuando llegué al salón abrí la puerta y pude ver las miradas de todos posarse en mí, por reflejo comencé a inspeccionar el aula buscando al maestro.

—Mierda — musité por lo bajo, me quedé perpleja, era el mismo chico del día anterior, se podría decir que mi día iba mejorando poco a poco.

—Llegas tarde — o tal vez no tanto.

—Lo sien- —

—Entra y guarda silencio por favor — que humor — no quiero que se vuelva una costumbre tu impuntualidad — quien es éste y qué hizo con aquél gentil y maravilloso hombre que me topé en la calle.

De mala gana hice lo que me dijo y fui a sentarme. A mi derecha se encontraba Nina y delante de mí estaba Noa.

El tiempo transcurría de manera lenta. Algunas de las chicas no dejaban de ver al profesor; yo tampoco podía quitarle la mirada de encima y es que su actitud no le quitaba lo guapo, al contrario, el ser tan bien parecido compensaba su forma de ser, ¿era estricto?, si, pero nada del otro mundo, conocía personas peores con peor carácter.

Mi mirada acosadora dio sus frutos en el momento que noté que sus ojos se dignaron a verme en lo que creo que fueron unos tres segundos acompañados de una sonrisa, instantáneamente me sonrojé, mejor suerte no podía tener, y todo iba bien hasta que algo me sacó de mis pensamientos.

Una bolita de papel, pude ver como ésta pasaba frente a mis ojos y chocaba con la cabeza de mi mejor amigo, enseguida voltee mi mirada hacia donde provenía aquella porquería de papel. Punto número tres de la lista odiosa: abusivos. ya era suficiente con mi hermana en casa, y ahora casualmente un par de éstos imbéciles se encontraba al final de la fila.

Nombres:
Imbécil#1: Aiden West: siempre siendo el principal causante de los problemas.

Imbécil#2: Dylan Tucker: siempre haciéndole segundas al imbécil número uno.

Mencionaría a los demás perros falderos del rubio pero no sé sus nombres y al parecer no se encuentran en ninguna de mis clases.

Ganas de golpearlos no me faltaban, pero opté por tranquilizarme y solucionar el asunto como una persona civilizada, no era necesario armar un escándalo.

Ni locaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora