Han pasado diez años y nuestros chicos han dejado atrás sus años locos de adolescencia para convertirse en adultos...Bueno, niños en cuerpo de adultos.
Más dramas, risas y malentendidos. ¿Seguirán las mismas parejas? ¿Habrá una cuarta generació...
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Di un grito de felicidad cuando vi a James parado en la puerta de la casa de nuestros padres y salté a sus brazos. James soltó una carcajada y me sujetó con las manos en mi espalda.
—¿Me has echado mucho de menos?—preguntó mientras me abrazaba.
—Jo, pues claro—dije mientras me separaba para mirarlo. Me puso de nuevo en el suelo y cogió su maleta antes de entrar en casa—Me prometiste enseñármelo en cuánto llegaras.
—Merlín, Lils, déjame al menos darle un beso a mi hermosa mamá—se quejó antes de cogerme y levantarme del suelo. Solté una risa mientras él caminaba hacia el salón.
—Niños, por favor, que ya estáis muy grandes para esos juegos—nos regañó nuestra madre mientras salía de la cocina limpiándose las manos en un trapo de cocina. James me puso en el suelo y se acercó a mamá para darle un gran abrazo.
—¿Sabes que James se ha hecho un tatuaje, mami?—dije mientras me balanceaba en las puntas de mis pies.
—Chivata—gesticuló James antes de girarse hacia mi mamá que lo miraba con la ceja alzada. James sonrió de manera inocente—Te juro que es bonito.
Se separó de mamá y se levantó un poco la camiseta, en su costado había una rama de color verde que tenía varias flores, lirios, de color blanco. Mamá sonrió al mismo tiempo que yo.
—Es genial—dije, noté varias lágrimas llenar mis ojos. James lanzó un brazo por mis hombros y besó mi frente.
—Vaya, James, te veo bien—dijo Albus mientras entraba en el salón. James soltó una risa y se acercó a Albus para darle un abrazo de esos que parece que solo los hombres se dan.
—Hombre, tú si que estás bien—dijo mientras palmeaba el hombro de Albus—¡Te vas a casar!
—¡Y antes que tú!—exclamó Albus feliz, James soltó una carcajada.
Un rato después llegó Teddy con Victoire y sus hijos y a la hora y media o así, llegó Anna. Las comidas familiares típicas de los Potter, sabes cuando empiezan pero no cuanto acaban.
—¿De verdad que no quieres dejarla aquí?—preguntó mamá, Teddy estaba en la puerta con Ariadna dormida entre sus brazos. Victoire estaba detrás, llevaba a Harry en brazos y tenía sujeta la mano de Remus.
—No, está bien—dijo Teddy—Ya son lo suficiente mayores para aparecerse con nosotros, estaremos en casa pronto.
Mamá asintió y besó la mejilla de Teddy. Cerró la puerta y cuando me giré, vi a James que sujetaba tres cervezas en su mano, y a Albus. Sonreí y asentí.
Subimos al tejado que había justo debajo de la ventana de mi antigua habitación y nos sentamos uno al lado de otro. James abrió las cervezas.
—¿Sigues con la idea de no volver a hacer magia nunca?—preguntó, asentí de manera distraída—Lils...
