Han pasado diez años y nuestros chicos han dejado atrás sus años locos de adolescencia para convertirse en adultos...Bueno, niños en cuerpo de adultos.
Más dramas, risas y malentendidos. ¿Seguirán las mismas parejas? ¿Habrá una cuarta generació...
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Me miré de nuevo al espejo y ajusté mi pajarita de color verde, como mis ojos. James apoyó su mano en mi hombro y sonrió.
—Ella te quiere, Albus—dijo Scorpius detrás de nosotros. Me giré para mirarlo—Aunque casi que prefiero escuchar tus inseguridades a tus pensamientos sobre esta noche.
—Tengo que avisar a Anna de que no se propase demasiado contigo—se burló James mientras me sacudía un poco con sus manos en mis hombros.
—No vayas a arruinar mi noche de bodas—pedí haciendo que los dos soltaran una carcajada.
La puerta se abrió y Lily entró con Nora, que lloraba en un tono tan agudo que temí que los cristales se rompieran, entre sus brazos. James sonrió y se acercó a ella.
—¿Que pasa, bonita?—preguntó mientras la mecía un poco—¿Nos echabas de menos?
—Lleva llorando media hora—se quejó Lily—¿Como lo haces?
Nora había dejado de llorar en el mismo momento que James la había tomado en brazos. Mi hermano se encogió de hombros y besó la frente de su hija.
—Estás guapísimo, Al—dijo Lily con una sonrisa.
—¿Has visto Anna?—ella asintió—¿Y está guapa?
—Está preciosa—confirmó, sonreí y las ganas de verla solo aumentaron.
Mi madre entró por la puerta y me dio una sonrisa antes de llevar sus manos a su boca.
—Estáis todos tan mayores—susurró antes de retirar una lagrima. James soltó una carcajada y besó su mejilla.
—Eres una sensible, mamá—se burló James.
—Ya hablaremos cuando tú pequeña se vaya a casar—le respondió mamá. James pegó a Nora contra su pecho con una mueca de horror.
Solté una risa. Mi padre también entró en la habitación y me sonrió mientras deslizaba un brazo por los hombros de mi madre.
—Es la hora, Al—dijo mi padre.
Lily besó mi mejilla y tomó a Nora entre sus brazos antes de salir de la habitación junto a mi padre. No me podía creer que ya hubiera llegado el momento de casarme.
Esperar a Anna desde el altar estaba siendo la espera más larga de mi vida. La música comenzó a sonar y vi a las damas de honor aparecer, la primera fue Rose y luego, llegó Daphne.
—¡Joder!—murmuró James a mi lado mientras apoyaba una mano en mi hombro—¿Por qué está tan buena?
Me hubiera encantado girarme para contestarle pero, Anna entró en la carpa y toda mi atención se centró en ella.
