Mabel

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 Capítulo Tres 

 Solo había un sentimiento que describía como me sentía cuando no tenía clases (más aún cuando era un día de semana) y podía hacer lo que se me antojara. Y ese era felicidad.

Decidí aprovechar la situación, así que me levanté tarde de la cama, desayuné tranquila con mi mamá y después me decidí por ir a la casa de una amiga.

Cuando llegué a la parada del bondi, al ver que todavía no venía y al olvidarme de mis auriculares, empecé a ver lo que hacía la gente que pasaba por ahí.

Una señora con su hijo estaban tomando un helado.

Un turro con su vino en caja, estaba escuchando cumbia con su amigo que se armaba un porro.

Una pareja sacó a pasear a su perro.

Y me aburrí.

¡Que gente tan aburrida!

Pasando quince minutos, en los cuales estaba jugando al Candy Crush, vino el colectivo.

Cuando me senté, subió el turro que estaba escuchando cumbia villera, y comenzó a cantar con el fin de que le digamos si es el próximo Pablito Lescano.

Si, estaba borracho.

— Sentado en la esquina pensando como fui tan gil, colgado por el mambo en un momento así. Flasheando con las ganas de que estés aquí... 

El chico del bondi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora