Final

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 Capítulo Quince

 Los días pasaron y no lo volví a ver más. Es como que si se hubiera esfumado del mundo. Bueno, a lo mejor no del mundo.

El primer día después de la cita, me subí al bondi, me senté en los asientos de atrás a esperarlo para hablar con él y explicarle, pero nunca apareció. El segundo día, hice lo mismo. Lo esperé, hasta me pasé de parada y todo, pero no vino. El tercer día, se repitió la rutina. Al igual que al cuarto, quinto y sexto día. Sin tener en cuenta que no contestaba mensajes ni llamadas.

Llegué a la teoría de que lo secuestraron, lo destriparon y lo vendieron en el mercado negro.

Pero sabía que eso no pasó.

Aquel día era el séptimo día después de la primera y fracasada cita.

Dejé de quedarme pensando en la cama, para seguir la misma rutina de casi siempre. Una vez que terminé de desayunar, estando lista, me despedí de mi mamá y salí de casa.

Estaba caminado mientras desataba el nudo de los auriculares, cuando vi al turro de la parada con una turra tomando Termidor.

Por lo menos a él le va mejor que a mí en el amor.

Seguí caminado y llegué a la parada. Alrededor de dos minutos llegó el bondi, subí y me senté donde siempre, conecté los auriculares y sentí que la música me relajaba.

Pasados unos cuantos minutos, todavía seguía sentada en los últimos asientos, esperando.

Sad woman take it slow
It will work itself out fine
All we need is just a little patience.

Sad sugar make it slow and
It comes together fine
All we need is just a little patience.

No sabía que sería de mí sin los Guns N' Roses en ese momento. Si, lo que me faltaba era paciencia, ya que por cada minuto que pasaba y no lo veía, me volvía un poquito más loca de lo normal. A tal punto que me titilaba el ojo izquierdo involuntariamente.

Estaba a un par de paradas para finalizar mi recorrido cuando se subió Theo. Sentía que el aire regresó a mis pulmones y que me abrazaba un gran alivio.

Esperaba que se acercara a mí, pero eso no pasó. Se sentó en uno de los asientos de adelante y se quedó mirando por la ventana, ignorándome.

Como él no vino a mí, yo fui a él.

Me levanté del asiento y me fui acercando a él, pero cuando me vio yendo hacia él, se puso los auriculares. Aunque eso dolió, insití. Estando al lado de él apunto de hablarle, soltó un seco y frío "andáte".

Sentía las famosas lágrimas en mis ojos, pero ninguna se escapó hasta que bajé del bondi. Di un par de pasos cuando sentí unas manos en mi cintura que me dieron vuelta, dejándome cara a cara con el causante de mi tristeza. Estaba a punto de hablar, pero acercó su dedo a mis labios, haciéndome estremecer.

Nos quedamos observando por lo que me parecían horas, así que empecé a pensar que tenía un grano en el medio de las cejas. Estaba a punto de preguntarle cuando sus labios tocaron los míos.

Me estaba besando.

Nuestros labios se movieron al ritmo de la cumbia peposa que estaba escuchando el amigo del turro.

Muy románticos por suerte.

Después de sentir que me faltaba el aire, finalmente nos separamos. Theo juntó su frente con la mía. Abrí los ojos y lo vi observándome de nuevo.

— Chau— Dijo en un susurro y volvió a juntar nuestros labios de nuevo, formando un pequeño beso.

Me quedé parada en el mismo lugar, viendo como se iba.

Ilusionada, es la palabra que me describía en ese momento.

Pero lamentablemente era tan boluda en pensar que lo iba a volver a ver. 


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El chico del bondi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora