Capítulo 17: La foto & una actitud irracional.

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Acabo de terminar el capítulo y tengo que salir así que no he podido editarlo por si tiene algún error, espero les guste, comenten si pueden xx  (cuando regrese dedicaré los capítulos, las dedicaciones sólo se pueden hacer de la compu.)





Miro a Marcel a hurtadillas ahogando una risita tonta, él la está pasando genial utilizando unas gafas oscuras de sol al interior de la cafetería. Según él es parte del "nuevo Marcel", el Marcel rebelde que ahora coloca harina en los recipientes del baño escolar. La broma resultó y todos los del grupo están flipando, sólo les falta encender una vela en honor a Harry, dios de las travesuras.

Pensar en Harry me genera sensaciones que en un principio no existían, un rubor involuntario se escapa por mis mejillas y me pone ligeramente nerviosa. No entiendo por qué me sucede esto.

Ciegamente pensé que no teníamos temas en común pero la verdad es que compartimos gustos musicales, el gusto por los vinilos y lo clásico y a los dos nos gusta comer helados cuando hace frío. No sé por qué mi frecuencia cardíaca aumenta por sobre el promedio al pensar en estos simples detalles. ¿Por qué tengo que ser tan receptiva cuando se trata sobre él?

— ¡Lucy, es tu turno! —Dice Marcel chasqueando los dedos frente a mi rostro trayendo mi mente de vuelta a la realidad.

— ¡Perdón!

Respiro profundamente y bajo la vista hacia el tablero de ajedrez. Estrujo mis neuronas debatiendo cuál será mi próximo movimiento, calculando fríamente cómo me moveré después y cómo el otro jugador, Marcel, podría contraatacar. El zapato de Marcel golpea repetidamente el suelo en un gesto ansioso. Después de unos segundos de tensión me decido a realizar mi movimiento. Marcel replica enseguida, entusiasmado por la partida porque le encanta el ajedrez, y así seguimos hasta que hago un glorioso jaque mate y Marcel se quiere arrancar los pelos.

Suelto una carcajada ante su expresión tan exagerada. Empezamos a hablar sobre el ajedrez pero nuestro ambiente tranquilo es irrumpido cuando escuchamos a alguien carraspear exageradamente con la intención de ser notada (o). Marcel y yo volteamos para encontrarnos con Madison, de aspecto imponente, intimidante y con cara de pocos amigos. Si las miradas mataran Madison ya me habría cortado en pedacitos.

—Cuatro ojos tengo que hablar contigo.

Por su tono tan grosero y altanero me temo que no son buenas noticias, hablar con Madison nunca es tema de alegría pero en este mismo momento no me puedo imaginar de qué se podría tratar.

—E-E-Estoy ocupa... ¡Ay! —Suelto un quejido cuando sus uñas se entierran a mi carne y me jala para que me levante.

Su reacción tan agresiva me paraliza, un bulto se acumula en mi garganta y ahora siento que soy incapaz de hablar. La rubia me guía a través de las mesas de la cafetería hacia un rincón, me libera de su agarre y yo me froto el brazo con una mueca de dolor.

—Mosquita muerta quiero que me digas ahora mismo si la zorra de tu mamá está engañando a mi papá—dispara Madison, cruzándose de brazos a la defensiva.

Retrocedo un paso ante el impacto de su declaración. El bulto en mi garganta se incrementa todavía más y ahora siento que es difícil respirar. Trago saliva audiblemente.

— ¿Qué? —Balbuceo.

—No te vengas con que no sabes, demás le estás guardando el secreto.

Opposite worlds (h.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora