"Porque nunca hay un límite para arruinar todo un poquito más"
Kim SeokJin, de dieciséis años, tiene una vida llena de estrés, drama y toda emoción típica de la adolescencia.
Solo encuentra paz dibujando trazos deformes y escribiendo todo en...
9:26 am 🍃 Mirando al vacío del pizarron como si fuese lo mas interesante del recreo, con un dejo de preocupación en mi mirada al sentir unas constantes puntadas en mi corazón. Aprieto mi campera beige, como si tratase de detener el dolor o acunar dicho órgano con las manos. Tenía buena relación con la mayoría de mis compañeros, pero al llegar el recreo sabía que la soledad iba a ser mi única amiga. Observo con tristeza la puerta del frente del pasillo, Tae de seguro estaría allí, sin preocuparse lo más mínimo de los eventos anteriores, Baek estaría sentado a su lado hablando de cosas triviales y yo aquí, en un intento de que mi corazón no deje de latir. El dolor no para y mis próximas lágrimas se hacen mas notorias, pero nadie lo nota, nadie nota que me estoy esforzando por respirar y que mi puño duele del fuerte agarre al abrigo. Extraño a Jimin en estos momentos, desearía hablar con Nam o al menos que Jungkook me abrace, pero nadie va a poder hacerlo en estos momentos en los que mi vulnerabilidad física y mental emerge sin previo aviso. La profesora de inglés entra al salón, distrayendome totalmente con su irritante "Good morning". 10:35 💉
Receso, otra vez. Sigo en la misma posición y sin indicios de moverme de ese lugar. La música proveniente de mis audífonos estaba a volúmenes impresionantes, pero tampoco iba a bajarla. Sentía la adrenalina de querer saltar por la ventana y correr muy lejos, mi autoestima subía a la par que la música. ― We Like it Loud te hace sentir como si fueses capaz de todo, sin límites. ― pensé, dibujando una sonrisa al imaginar juntarme con Jimin y Nam, caminar por allí y tener un poco de rebeldía en nuestras vidas tan monótonas. Iba a hacerlo, me levantaría de la silla como hace mucho no hago, correría al patio y me sentaría en el árbol mas lejano.
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―Jin, Jinnie, ¡Seokjin!― escuché una voz desde el pasillo, era Suho, un viejo amigo. Sonreí al verlo y me dirigí hacia el. ― ¡Suhooo! ¿ Cómo éstas?― me sostuve de sus hombros, regalándole una sonrisa. ―Estoy bien Jinnie, toma― acercó su mano a la mía, entregándome un pequeño paquete adornado con estampados en tonalidades de rojo. ― ¿ Qué es esto? ― confundido palpaba el paquetito con curiosidad. ― Bueno, es que fui a un evento de k-pop y no sabía de cual integrante escoger, así que te compre unos en donde aparezcan todos ― sonrió rascando suavemente su cuello. ― ¿ Q-Que? Ay Suho no me digas que...― abrí desesperadamente el regalo, encontrándome con dos "pins" de mi banda favorita. Grité de emoción y abracé al contrario con fuerza robándole un leve sonrojo, sentía mi corazón saltar de alegría y lágrimas de felicidad estaban a punto de escapar de mis ojos. Esa cercanía duró mas de lo que esperaba, dando vueltas aún manteniendo el agarre. ―Suho, llegaste en el momento indicado― pensé, sonriendo suavemente. ―Ehh.. Jinnie, tu clase ya empezó y... Tu profesor nos esta mirando― exclamó el chico mas alto, con un notable rubor en las mejillas. ―¿Eh?― observé a mi clase con nerviosismo y efectivamente ya había comenzado, más el rostro del profesor mirándome por la ventana con un toque de cansancio por esperar a que mi muestra de afecto terminara. Mi cara hirvió de vergüenza ,dejando un rojo carmín en esta; saludé rápidamente a mi amigo y entré con una nerviosa sonrisa. Solo necesitaba eso, un recordatorio de que no se habían olvidado de mi absolutamente, no entendía como un pequeño detalle podía conseguir mi felicidad. Pero ahí estaba, sonriendo cual tonto jugando con ese regalo que me alegró la mañana.
