"Porque nunca hay un límite para arruinar todo un poquito más"
Kim SeokJin, de dieciséis años, tiene una vida llena de estrés, drama y toda emoción típica de la adolescencia.
Solo encuentra paz dibujando trazos deformes y escribiendo todo en...
― ¿Te quedarás conmigo sin importar lo que pase?― ―Por supuesto, Jinnie.―
Mientras más años pasaban, más personas hacían la misma tonta promesa, que obviamente nunca llegaba a realizarse; se quedaba en el aire, existía congelada en el tiempo, en un pequeño "para siempre" en el olvido. Me pregunto cuantas veces me he cruzado con esa promesa pero en diferentes bocas, personalidades, mundos y edades.
En realidad, esto es costumbre en la adolescencia, pero lo malo es que... Yo priorizo demasiado a las personas que me lo prometen, a tal punto que podría serle ciegamente fiel, como un guerrero a la reina. Empuñaría mi espada y lucharía contra sus miedos, inseguridades y demonios sin recibir nada a cambio. He estado cegado toda mi vida, así que no reconozco el momento donde comienzo a comportarme así, a darle todo a una persona que no me da nada; y gracias a ello, este sentimiento de vacío aumenta ferozmente.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mientras más gente me lo promete, menos tengo para ofrecer, ya no tengo algún truco bajo la manga ni una habilidad que no se sepa, soy tan fácil de leer, tan predecible que aburro. Los demás acuden a mi cuando se sienten solos y abandonados, buscando amparo del mundo exterior al que están expuestos; pero luego, cuando les di todo lo que tenía y ya reciben atención de otros grupos, se van. Dejando a este castaño y herido niño sin nada más que decir ni ofrecer, solo y maldiciendose repetidas veces por caer en lo mismo, siempre.
Recordé esto al delirar de fiebre y querer la compañía de mi hermano, pero sólo recibí una despedida por parte de el. Recordé esto sentado en el puente, viendo pasar por mis ojos el último día con Kyungsoo sin que yo lo supiera, viendolo sonreír ante mis idioteces, para volver al día siguiente y no encontrarlo sentado junto a mi. Recordé esto al estar sentado junto a Tae, riéndonos en los asientos del micro, para que luego de unas horas yo esté bajo la lluvia dormido y abandonado cual perro callejero, desbordando lágrimas invisibles junto las gotas de agua. Recordé esto cuando necesitaba a Tzuyu más que nunca, pero ella sólo ignoró mis mensajes y dejó de visitarme. Recordé esto al necesitar un abrazo de mi madre debido a mi fuerte angustia y solo recibir un golpe en el rostro y un "―siempre preocupándote por personas que ni respirarían por vos.―" Y ahora lo recuerdo, con el brillo del celular en mi rostro, demostrando el recorrido de lágrimas anteriores, con mis ojos cansados y mi garganta obstruida por una gran pelota de angustia; preguntándome si mañana será mejor, si el sol volverá a salir al menos en mis sueños, si sólo habrá alguien que tiene los mismos sentimientos dolorosos. Muerdo mi labio en un intento de frenar mis lágrimas, le regalo al frío de la noche una pequeña sonrisa, afirmando con la cabeza que mañana será mejor. Lamentablemente, mi sueño se había esfumado, dejándome pensando si lo estaba haciendo otra vez ... con él.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
