Lionel MESSI

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-Para...-Susurré.

-Necesito que me relajes más antes del partido...-Susurró.

Estábamos en el vestuario del Bernabeu instantes antes de que empezase el partido ante el Madrid.

-Leo...

-Por favor, un poquito más.

-No quiero que Cristiano se entere...

-No se va a enterar...-Sonrió.-...deja a ese imbécil y estemos juntos de una vez, no aguanto así...-Susurró.

Me aparté.

-Concéntrate de una vez, por favor, luego hablamos.

Giré sobre mis talones y me encaminé a la puerta. Antes de salir sentí sus manos en mi trasero y me giré a mirarle mal.

-Adiós, hermosa.-Sonrió.

Me encaminé por el pasillo mientras me cruzaba con los jugadores culés. Con disimulo fuí al lado contrario, al lado de los merengues.

Es tan iluso todo esto. Estar con los dos mejores jugadores del mundo...todo tan secreto, tan adúltero, tan...raro.

-Cariño.-Oí la voz de Cristiano detrás de mi.

Se acercó y rodeó mi cintura con sus fuertes brazos.

-Deseame suerte para hoy, cielo.

-Suerte...-Sonreí falsamente.-...ya verás que ganáis.

En el fondo de mi corazón sabía que no quería que fuese así.

Él me miró de forma extraña y luego su vista se desvió a los jugadores del Barcelona, que bajaban por las escaleras para ir a calentar.

Messi y él se miraron.

Seguramente una de las situaciones más tensas después del Paralelo 38.

Me marché de allí rehuyendo a la situación tan incómoda en la que me encontraba. Intenté no pensar demasiado en mi encuentro con Messi hacía tan solo unos minutos en el vestuario del visitante en el campo del eterno rival.

Sí, soy del Barça, pero en secreto, siempre digo que no me gusta el fútbol para que Cristiano no se enfade.

En un suspiro el partido empezó. Los pitos, gritos y demás se oían todo el rato. Ámbas aficiones se dejaban la voz animando a sus jugadores.

Juntos por alcazarel honor, siempre el honor.

De eso se tratan los clásicos.

El Madrid se puso por delante rápidamente con un gol de Casemiro, al que Leo respondió con otro gol casi en los últimos instantes de la primera parte.

Todo era tensión.

En los últimos 20 minutos Rakitic hizo un golazo desde fuera del área, que celebré para mis adentros ya que este partido parecía ser nuestro por fin.

La expulsión de Ramos hizo que el Bernabeu sacase todo su odio a los culés. Los jugadores discutían, y a Messi le veía nervioso mirando a la grada mientras yo intentaba esconderme para que no me viese.

Finalmente el Madrid empató y se perdió toda esperanza.

Movía mi pierna y miraba al campo mientras de nuevo otra jugada de Sergi Roberto comenzaba, este la pasó y entre pies y pies, la pelota acabó en los de mi amante.

Leo corrió con esa fuerza bruta y de un cañonazo tiró.

Dentro.

No me pude contener más y salté de mi asiento gritando y saltando como todos los culés que se encontraban allí, que no eran pocos.

Los jugadores fueron a la grada, y luego leo se quitó la camiseta y sin esperármelo me señaló con la camiseta en su mano.

"Tuyo", alcancé a leer en sus labios.

Rápidamente miré a Cristiano, que estaba demasiado ocupado en lamentarse por la jugada.

Sonreí a mi amante y le lancé un beso.

Mío.

Sólo mío.

One shots (Pedidos cerrados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora