Antoine GRIEZMANN

3.1K 113 6
                                    

Supe que desde ese momento no habría escapatoria.

Me juré y me perjuré que no hablaría con él, que no quedaría con él, que no entablaría ningún tipo de relación con él...

Era muy mujeriego, muy arrogante, y a mi eso me podía, por esa misma razón no me quería acercar a él, para que no me hiciese daño, pero por desgracia, con el contacto, y el paso de los años, empezó a atraerme como un imán, y cada vez me costaba disimularlo más.

Yo era una de los tantos médicos que tiene el Atlético de Madrid, y al ser uno de los jugadores clave, pasaba muy amenudo por mi consulta para revisiones y alguna que otra molestia.

Todo era muy profesional hasta que acepté aquel día quedar con él para tomar algo. Sus ojos azules me hipnotizaron y al instante me pillé.

Intenté evitar lo que estaba empezando a crecer en mi interior de cualquier forma pero sus ojos azules me dejaban tan hipnotizada que hasta en sueños aparecían.

Supe que desde ese momento no habría escapatoria.

Todo fue muy silencioso, muy tranquilo para ser real, aunque pronto esa teanquilidad se transformaría en dolor interno al ver como fardaba, y se liaba con otras mientras pasaba de mi.

Era un sin vivir.

A veces me hablaba, a veces me trataba borde o a veces era súper cercano.

El verano de la Eurocopa, Francia pasó a la final con un gran partido ante una apática Alemania, así que los franceses celebraron ese triunfo en una buena discoteca de la capital de Europa. Yo y mis amigas llevadas por unos cuantos vinos encima aparecimos por allí.

La noche fue una competencia por la atención de Antoine.

No recuerdo si lo conseguí o no, porque me puse hasta arriba de alcohol.


La temporada volvió a comenzar por desgracia y tenía que volver a verle. Su pelo rubio, sus ojos, su rostro y su forma de ser. Cosas que me tenían loca, y por las que pierdo la cabeza.

-Doctora, doctora...-Sentí sus manos en mis hombros.

Yo me tensé y me giré a mirar su rostro nerviosa.

-Hola, Antoine.

Me volví a girar para seguir con mis quehaceres mientras suplicaba que se fuese.

-¿Te ocurre algo? Estás rara...

-No me ocurre nada.

-Necesitaba hablar de lo que pasó en París el día que pasamos a la final.

-¿Por qué? No te vi, ¿Tú
me viste a mi acaso?

-Te recogí a punto de un coma etílico en el baño, y te llevé a tu hotel.

Le miré sorprendida.

-Hablamos de algunas cosas que...me dejaron algo...frío.

De repente, el Mono Burgos interrumpió niestra charla hablandome de Godín y de que tenía su rodilla algo tocada. Así que para evitar el tema con Antoine le di paso.

Estuve sopesando todo el día qué podría haberle dicho, y por estúpido que pareciese me angustiaba.

Has hecho el payaso pero de verdad.

Por la noche llegué a esconderme a mi casa mientras me hacía la cena.

Salí casi a hurtadillas de la ciudad deportiva para que no me viese, y así evitar el tema, pero ni aún así pude porque en menos de lo que me esperé, tocó mi puerta.

Por el peculiar sonido del toque supe que era él.

Abrí con algo de miedo, y cuando vi que era él iba a cerrar pero me trancó la puerta para abrir.

-¿Por qué huyes de mi?

-Antoine...vete.

-¿Quieres saber lo que me dijiste?

-No...

-¿Es verdad que me quieres?

Nos quedamos en silencio.

-No debo quererte porque tú no me correspondes, y lo entiendo. Ya se me pasará tú...

-Estoy dispuesto a corresponderte si eso quieres.

Miré a todos lados nerviosa. Él se acercó a mi y deslizó sus manos por mis caderas, y sin esperarmelo me besó con esos labios que deseaba desde hace tiempo.

Iba a hablar pero me calló de un beso y con un movimiento rápido tenía mis piernas rodeando sus caderas mientras me llevaba a la habitación.

-Antoine...

-¿Me quieres?

-Escúchame...

Me desnudó y se desnudó rápidamente para continuar besándome, y no me pude resistir.  Enredé mis dedos en su pelo mientras él me besaba y toqueteaba las partes más sensibles de mi anatomía sin piedad alguna.

Me echó en la cama y empezó a basar con besos húmedos sin antes juguetear un rato con mis pechos y mis pezones.

-¿Me quieres? ¿Me quieres así?-Dijo antes de besar mi muslo interno.

-Sí...-Gemí.

Sonrió. Sus labios y su encargaron del resto mientras yo me retorcía de placer.

Supe que desde ese momento no habría escapatoria.

One shots (Pedidos cerrados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora