—¡Justin!—escuchó el grito de su chica y sonrió adormilado. Había extrañado despertar así. Realmente lo había hecho. Miró hacia al lado y sonrió al ver a su pequeña despierta mientras abrazaba a su osito de oveja. Era lo único que podía abrazar. El peluche de elefante era demasiado grande para que lo abrazara.—Hola preciosa—susurró besándole la frente haciendo que su pequeña soltara su chupete y se volteara llegando a su pecho. Amaba que hiciera eso. —¿Sabes quién llegó?—le preguntó a su hija que sonrió enseñado sus dientitos. Unos dientitos que mordían su dedo cada vez que la cargaba. –Mami—sonrió besando su frente antes de ponerse de pie y salir de la habitación. Bajó las escaleras y sonrió al ver a su chica acomodar las compras. –Te lo dije princesa, mami nos trajo tu cereal de gomitas favorito—dijo y April se volteó cargando a la pequeña.
—Hola preciosa—sonrió llenándola de besos haciéndola reír. Amaba los besos de mamá y de papá. Ambos la llenaban de besos por todos lados. –Y el cereal es para ella, no para ti—le dijo a Justin que hizo puchero. Él amaba el cereal de gomitas que venía para los bebés. Hace poco su princesa había tirado sus cereales por todos lados y él recogiendo a la prisa para que su chica no se enterara se los comió y desde ahí le gustaron. Peleaba con su princesa por los cereales.
—Lo que digas nena—dijo Justin pasándole por el lado y frunció el ceño al ver lo que su chica había comprado. –Bebé, ¿Por qué trajiste jugo de limón en vez de manzana?—preguntó confundido. Nadie le gustaba el jugo de limón. —¿Y porque trajiste mermelada de frambuesa y no de fresa?—volvió a preguntar y April lo miró.
—¿Qué?—preguntó acercándose a las bolsas y bufó al ver que se había equivocado. –Mierda—se quejó y Justin rio abrazándola. –Te lo dije bebé, no sirvo para esto—se quejó haciéndolo sonreír. Se veía adorable haciendo un puchero.
—No te preocupes nena, a partir de ahora volveré a encargarme de hacer la compra—dijo besándole los labios y April asintió. Sería lo mejor, ella era un asco haciendo la compra. Siempre olvidaba algo y siempre traía los productos equivocados. –Ve a sentarte, yo prepararé el desayuno—dijo haciendo que su chica alzará una ceja. –Te levantaste temprano a hacer la compra, así que yo haré el desayuno para recompensártelo—sonrió besándole la frente y April asintió yendo a la sala. Amaba lo considerado que era. Aunque también sabía que era así de amoroso porque de una manera y otra quería recompensar el tiempo que se perdió. Y vaya que lo había hecho. Hace un mes que había vuelto al departamento. Al principio fue raro, pero ya luego se acostumbró al volverlo a ver alrededor. Él de verdad estaba intentado hacer las cosas bien. Tanto con ella como con la bebé. Claro, con la bebé se había hecho más fácil pues la pequeña Elle se acostumbró al tenerlo alrededor demasiado rápido. Tanto así que ahora se dormía en el pecho de papá y no en el de ella. Quería que papá la cargara y jugara con ella. Lo de empezar a dormir sola en su cuna se había quedado atrás. Justin no lo había permitido. Quería dormir con su princesa y ella aceptó porque también amaba dormir con su hija. Así que la pequeña dormía con ambos. Sobre ella, fue diferente. No fue fácil al principio, pero Justin se encargó de hacerla sentir segura y amada. Él la amaba, se lo demostraba todos los días. Antes de irse a trabajar, le dejaba el desayuno preparado acompañado de una nota de amor. Cuando regresaba del trabajo, le traía comida y una rosa. Nunca se le olvidaba. Y a la hora de dormir, platicaban de cómo fue en el día. Eso le gustaba, ver como él se interesaba en saber todo de ella y de la pequeña. –Aquí tienes bebé—apareció con un plato lleno de huevo, tocineta y tostadas.
ESTÁS LEYENDO
Don't Let Go {Justin Bieber Short Story}
RomanceApril y Justin eran la verdadera definición de mejores amigos. Hacían todo juntos; absolutamente todo. Si uno comenzaba una oración, el otro podía terminarla sin ningún problema. Si uno de ellos se encontraba en problemas, el otro iría a su rescate...