April y Justin eran la verdadera definición de mejores amigos. Hacían todo juntos; absolutamente todo. Si uno comenzaba una oración, el otro podía terminarla sin ningún problema. Si uno de ellos se encontraba en problemas, el otro iría a su rescate...
— ¡Justin, apúrate! —gritó su chica desde el piso de abajo y este rodó los ojos molesto. Odiaba que su chica le metiera prisa.
—Ya casi estas princesa—le dijo a su bebé que rio mirándolo sin dejar de abrazar a su osito de oveja. La pequeña Elle ya era toda una bebé grande; había cumplido su primer año hace unas semanas y Justin aun no podía creerlo. ¿Cómo el tiempo pasaba tan rápido? Apenas era ayer cuando la había visto nacer y hoy tenia a su princesa de pie balbuceándole. Nada mas verla le entraban ganas de llorar porque sentía que su princesa estaba creciendo muy rápido y él no quería eso. ¡Quería que fuera una bebé para siempre! Seria más que feliz teniendo a su princesa de bebé de nuevo. Había sido una etapa preciosa, pero ahora lo era aun mas; el escucharla decir mamá y papá y verla caminar era algo tan especial. Amaba ver los ojitos de su bebé brillar de emoción cada vez que caminaba o corría, ver cómo frunce el ceño cuando no le gustan las papilas que mamá le hace o cómo pone su cabecita de lado y sonríe cuando quiere que la mimen. ¡Diablos! Su princesa era lo mejor que le había pasado y no se arrepentía de haberla tenido. April y su pequeña eran el amor de su vida; la única razón por la cual se levantaba todos los días agradeciéndole a Dios por haberle dado la oportunidad de estar con sus chicas. —Listo—sonrió al verla vestida con su trajecito rojo de cuadritos y sus pequeñas coletitas que tanto trabajo le daba hacer. —Ahora si quedaste preciosa princesa—sonrió cargándola llenándola de besos haciéndola reír. Su princesa amaba los besos y que mejor que papá se los diera.
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—Dada —dijo la pequeña Elle poniendo su manito en los labios de Justin haciendo que este se los besara. La acostó en su hombro y bajó las escaleras.
—Al fin, tardaste media hora—dijo April al verlos y Justin la miró mal. Su chica era toda una exagerada, él no se tardaba tanto. Bueno, esta vez si se tardó, pero no fue su culpa. Su princesa no se quedaba quieta cuando trataba de vestirla y todo por culpa de scooby; un cachorrito. Había sido un regalo de parte de su chica para el cumpleaños de la pequeña. Justin no estuvo de acuerdo puesto a que el perrito era muy juguetón y podía hacerle daño a su princesa. En cambio, April adoptó al cachorrito con el propósito de que la pequeña se desenvolviera mas caminando y jugando con el perrito. Había leído que un perrito era muy beneficiario en el crecimiento de la pequeña. Además, lo había adoptado con el propósito de que su chico dejara de insistir en tener un bebé. Llevaba meses insistiendo de que ya era tiempo de que tuvieran otro bebé, que seria bueno que la pequeña tuviera un hermanito o una hermanita, pero ella aun no estaba lista. Amaba a Justin y si quería formar una familia mas grande con él, pero no era el momento. Aún su princesa era pequeña y necesitaba mucha atención. Los bebés podían esperar unos años más.
—Fue culpa de la pulga—contestó Justin sentándose en la mesa y esta sonrió cargando a su pequeña luego de haberle puesto el desayuno a su chico. — ¿Qué harán hoy? —preguntó viéndolas y la pequeña Elle recostó del hombro de mamá para ver mejor a Scooby que olisqueaba los pies de April.
