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— ¡Tú nunca podrías amarme! —
Gritó molesto y con lágrimas en los ojos.

— ¿Cómo estás tan seguro? — se tragó el nudo en su garganta.

— He hablado con ella...

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Con la respiración agitada maldijo el último tren que pasó casi volando frente a su rostro. Llegaría tarde, de nuevo, no era novedad, la mayoría de las personas que lo conocían sabían de su irresponsabilidad con respecto a llegar a los lugares debidos. En ese momento, a su trabajo, uno nuevo, ¿acaso no podía permanecer en un empleo por un mes solamente?, no, no podía.  Recién lo habían despedido de una heladería por echarse a la hija del dueño. Tampoco es como que Mina se haya quejado en el transcurso de la acción. Parecía, pero no era un ñoño.

Frustrado pasó una mano por su rostro, limpió el sudor de su frente y suspiró pesado, su nuevo jefe lo mataría. Tomó su mochila floja; solo llevaba consigo un cuaderno con portada roja, la cual funcionaba como un diario, un viejo lápiz negro mordisqueado, sus audífonos y su billetera. Sacó de él el pequeño cuaderno y observó la caratula, tenía un pequeño wscri.
Las hojas estaban un poco amarillentas y desgastadas, con las palabras revueltas en una hermosa ortografía.

A pesar de como sea que te vea
Tu eres la cosa que necesito para respirar
Tus latidos crean los mios
Tus labios mis suspiros
¿Cómo podría pagarle al cielo por dejarme profanar tal bello ángel?
Acaso en otra vida, tal vez fui un gran ser. Si no, ¿cómo habría razón para mirarte si no es como algo especial?...

No quiso seguir leyendo si no sabría que terminaría peor a una magdalena, no quería de nuevo recordar ese período de su vida. Sacudió la cabeza alejando todos los recuerdos y se dispuso de nuevo a esperar, en realidad, malos resultados no eran lo único que ese cuaderno contenía.
Una de sus pasiones era el escribir, era una forma relajante de expresar sus pensamientos y emociones. Sus amigos siempre le comentaban lo gay que sonaba eso saliendo de sus labios pero no le tomaba importancia y lo hacía de nuevo.

Volvió de su mundo mental y revisó más el cuaderno, algunos boletos para próximos y pasados conciertos, folletos o invitaciones a festivales de nuevos aristas , otra de las cosas que más amaba era la música, el ritmo, la letra, todo le hechizaba cuando se ponía los audífonos.

Escuchó el ensordecedor sonido de las vías chocar con las ruedas del tren, con rapidez tomó su mochila y corrió hasta las puertas abiertas del transporte público. Por fin se sentía aliviado.

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El castaño claro se sentó relajado aún con los audífonos puestos, frente a las vías. Su día había comenzado con suerte, en camino a la central, se había encontrado un billete de mil y al ir a su cafetería favorita por el desayuno, una de las meseras le regaló su número de teléfono, y no lo negaría, era muy hermosa  por no hacer uso de una palabra más obscena. Si, en definitiva estaba feliz.

Paseó su vista por la gente que caminaba frente a él, ningún problema parecía habitar en los rostros de las personas, a excepción de algunos que pasaban con cara de adormilados o que parecía que le hubiesen metido algo por el culo sin permiso. Rió solo ante su pensamiento, ganadoce algunas miradas extrañadas o curiosas ante su realmente preciosa sonrisa.

Su ceño se frunció al notar algo bajo su trasero, se levantó ligeramente y sacó el objeto plano y rojo de debajo suyo.

Un cuaderno...

°.•RED NOTE BOOK•.° [Parkian]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora