IX

208 36 6
                                    

— Necesito un tiempo lejos — suspiró.

— Dame un mejor argumento — cruzó sus brazos.

— Ya no te aguanto — soltó venosamente.

Trago el nudo en su garganta — Bien, vete — se dió la vuelta dejando caer una lágrimas.

Ya no le importaba lo que él dijera.

^^^^^^^

Las carcajadas ambientaban el local con olor a alcohol, sus miradas se encontraban con cariño y sus voces eran melodías placenteras a los oídos contrarios.

Ambos chicos reían descontroladamente sobre la barra. Los dos ebrios, diciendo cosas sin sentido y riéndose de ellas.

Por inercia, Brian miraba cada cierto tiempo, pero no le daba importancia, estaba demasiado borracho como para ver, además, varias razones habían por las cuales por las cuales su trasero seguía pegado a en esa banca:

Sabía que si llegaba a casa, lo más probable era que encontraría a esos dos calenturientos desnudos en su sillón.

Un horrible diluvio había comenzado minutos atrás, mojaba con el mínimo contacto con el exterior, no saldría claramente, había dos opciones mojarse o pescar un resfriado, y ninguna de las dos era buena.

Y por último.

Ese rubio le agradó enserio, hablaba mucho y decía cosas sin sentido que le causaban sonrisas con un toque de ebriedad en su mirada. Pero, el de anteojos le hacía sentir raro, le provocaba unas unas horribles náuseas y un ardor dulce en el pecho.

Cada que lo miraba, ese sentimiento regresaba, tal vez tenía el pecho en el cenicero o estaba sufriendo un infarto, pero no negaría que le gustaba.

— ¡Mierda! ¡no! — La misma voz del rubio lo sacó de su ensoñación.

— ¿Qué pasa?

— Voy llegando tarde a casa y vivo al otro lado de la ciudad — Pasó una mano por su cabello — El último tren se fue hace horas.

No quería que se fuera, deseaba pasar el mayor tiempo posible con él.

— ¿Y por qué trabajas aquí? — Cruzó miradas con el mayor.

— En casa, no hay muchos servicios y un amigo que vive aquí me mencionó de un empleo cerca del centro — Se levantó de la banca y comenzó a guardar sus cosas — Nos vemos luego — Caminó rápido a la salida.

— ¡Jae! ¡espera! — Tomó su celular y llaves de la barra al ver como el otro paraba.

— ¿Qué pasó? — El menor llegó a su lado.

Brian rascó su nuca nervioso — Es tarde, no puedes irte solo — Musitó metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.

— No tengo otra opción — retomó su camino seguido por el castaño.

— No, lo que quiero decir es, vivo a unas calles de aquí y tengo un auto, podría llevarte — Mordió su lengua y bajó su mirada apenado por sus propias palabras.

— No quiero ser una molestia — Abrazó su cuerpo por el frío — Además ya es tarde y mañana tienes clase, debes descansar — Sus mejillas y labios se encontraban rojos dándole una placentera vista a su menor.

— Por favor, Hyung— Suspiró — No dejaré que algo malo te pase.

Jae paró en seco, la preocupación del castaño le pareció rara, apenas y lo conocía de unas horas atrás.

Brian tenía un pesado nudo en la garganta y un desagradable sabor agridulce en su paladar, una caótica batalla se creaba entre sus cuerdas vocales y su cerebro para decidir quién debía tener el control sobre la platica. No podía concentrarse ante la profunda mirada del rubio, sus labios y ojos no lo dejaban pensar con tranquilidad.

¿Cómo sería besarlo?

Sus dientes blancos, enmarcados por sus surcos rosados. Presionar contra ellos hasta dejarlos rojos e inchados, verlo jadeando por la falta de aire, nada sería mejor que eso.

No, no se regaño por su esa precoz imagen, porque en serio la había disfrutado, aunque solo fuera una indebida fantasía con su mayor. Pero regresó en sí cuando vió la expresión contraria. Su ojos perdidos con de una forma vacía y dolida.

El rubio no podía apartar de su mente.

<<No dejaré que algo malo
te pase>>

Su gruesa voz aún resonaba en su cabeza, solo podía recordar tristemente sus duros ojos color marrón brillantes por el alcohol, su pútrido aliento golpeando su cuello y sus rasposas manos dejando moretones por todo su cuerpo desnudo.

Cerró los ojos reteniendo las lágrimas y tragando duro el peso en su laringe.

— Hyung, ¿te encuentras bien? — Puso una mano en su hombro.

Jae se apartó asustado y con los nervios causándole un horrible sabor agrio en el paladar.





#perrogordomuerdededos.

°.•RED NOTE BOOK•.° [Parkian]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora