VIII

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— ¿Cómo te fue? — sonrió.

— Horrible, ahora dejame en paz, no quiero que arruines más mi día. — se metió a la habitación.

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Observó con atención su rostro.

Su blanca piel.

Mejillas sonrojadas.

Sus labios, joder, sus labios.

Y el barman rompe el momento.

— Disculpe, ¿pedirá algo, señor? — miró cansado al castaño.

YoungHyun gruñó y respondió — Solo una cerveza.

El chico asintió y se fue arrastrando los pies.

Dirigió la mirada al rubio encontrándose con una mano saludándolo infantilmente.

— ¡Hola!, soy Jae — dijo con una sonrisa.

— Hola — sonrió embobado. Sus ojos soltaron una chispa rara y su pecho vibraba por sus rápidos latidos.

Entonces se dió cuenta, estaba parado frente al ser más bello que pudo haber pisado el planeta. Sus labios, joder, eran tan sexys, quería probarlos y le importaba un carajo que fuera un hombre. Luego sus ojos, como dos pequeños universos en los que quería perderse, a través de esos lentes aún aún podía observarlos, sus mejillas levemente sonrojadas por el alcohol y su rubio cabello revuelto, lo hacían lucir provocativo, como una tentación.

— ¿Porqué estás aquí? — su tono no era como el del típico ebrio, si no todo lo contrario, su voz era suave y armoniosa, como escuchar tu canción favorita, escrita por tu banda favorita.

— Mi hermano y su novio estaban a punto de demostrarse su amor frente a mi rostro, creo que no era requerido para eso — no sabía por que le contaba esas cosas a un desconocido — ¿Y tú? — su bebida llegó — no creo que sea algo tan grave, quiero decir, no creo que alguien más tuviera a dos chicos a punto de tener sexo frente a su rostro — respondió llevando el vaso a sus labios.

El mayor soltó una leve risa — No, en realidad es algo muy absurdo.

— Vamos, yo te conté lo mio, ahora cuéntame tú — ¿de dónde salió tanta confianza?

— Perdí mi...

— ¿Virginidad?, tranquilo a todos nos pasará alguna vez — interrumpió.

— No, no, agradezco que aún tengo eso — sonrió dulcemente — Un cuaderno — dijo en casi un susurro que el castaño escuchó.

— ¿Cuaderno? — musitó confundido.

— algo absurdo, te dije — se quitó los lentes y limpio sus ojos.

— No, no importa, todos tenemos cosas por las cuales sufrimos, yo tenia una pelota y lloraba cada que me la quitaban — trató de calmar al rubio.

— ¿Cuántos años tenías? — levantó la mirada aún sin los anteojos.

— Cinco, pero eso no importa — tragó todo el líquido en el vaso y pidió otro.

— ¿Cuál es tu nombre? — el rubio decidió cambiar el tema antes de terminar (más) humillado.

— YoungHyun — respondió sin pensar.

Analizandolo mejor, se había dejado llevar por la deslumbrante belleza del mayor, no tenía idea de cuantos datos personales le había dicho ya a ese tal Jae, no quería ser violado, pero, nada pasaba si lo violaba primero.

— ¿Qué edad tienes? — perfecto.

— Veinticinco — se puso los anteojos — ¿Me veo tan viejo como para dudar?.

Tal si me violabas.

— No sólo... De hecho luces hasta más joven que eso fue ofensivo para mí — ambos rieron.

El castaño estaba hechizado por su mayor, y eso le gustaba.

°.•RED NOTE BOOK•.° [Parkian]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora