Capítulo 5

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Anteriormente

—No... no podemos seguir —Dio pequeños besos por toda mi mejilla.

—Sí, si podemos —tomé su rostro entre mis manos.

—Sí, si podemos, pero no debemos —suspiró—. Amor, esto... es algo muy delicado, no quiero que después... te arrepientas... antes de que pasemos... más allá quiero que estés segura, de que...—Lo hice guardar silencio.

—Mark—interrumpí con voz reprendedora—, si estoy segura, de verdad quiero que... —sentí mis mejillas arder al solo pensarlo—. De verdad quiero —musité mirándolo los ojos.

Negó con la cabeza y sonrió levemente. ¿Por qué era así? ¿Por qué me dejaba en este estado? Besó mi frente y se alejó nadando hacia atrás.

— ¿Es por mi o por ti? Mark —Me quedé con la espalda apegada a la piedra—. ¿Por qué no me dices de una vez que eres tu quien no quiere hacerme el amor? —Mi cuerpo tembló y mis ojos se cristalizaron. Quizás me estaba entregando a alguien sin que esa persona sintiera lo mismo.

Se acercó enseguida y tomó de mis brazos.

—Te amo lo suficiente como para esperarte, te amo lo suficiente como para no aprovecharme de cuando tus hormonas enloquecen —sonrió—. Te amo y créeme... si quiero... —susurró con los ojos fijos en los míos y un leve rubor encendió su rostro.

Suspiré... él tenía razón y me arrepentía por pensar estupideces.

—Te amo —Susurré.

—Igual que yo a ti —Sonrió y me protegió en sus brazos.

Nos quedamos recorriendo el pequeño lago de un lado a otro, disfrutando del hermoso día soleado y caluroso, más a los minutos transcurridos nuestros estómagos comenzaban a pedir a gritos alimentación

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Nos quedamos recorriendo el pequeño lago de un lado a otro, disfrutando del hermoso día soleado y caluroso, más a los minutos transcurridos nuestros estómagos comenzaban a pedir a gritos alimentación.

Nuestra ropa, aún seguía estilando sobre una roca, por lo que Mark prefirió quedarse en ropa interior y esperar unos segundos más antes de volverla a su lugar, en cambio yo, me vi en la obligación de estrujar al máximo mi remera, dejando caer hasta la última gota de agua.

— ¿Y qué quieres comer? —Sonrió acomodándose sobre el mantel y observando cada plato.

—Frutas, con este calor... me agotaría comer algo seco —Sonreí y opté por tomar un trozo de melón.

—Estas en lo cierto —Sonrió y comenzó a degustar de cada tipo de fruta expuesta ante nosotros.

El sol comenzaba a tornarse de un anaranjado intento, lo que daba señal para volver a casa.

—Es mejor que ya comencemos a caminar, no quiero perderme de noche —Sonrió con ternura mientras guardaba los platos y vasos dentro de la cesta.

—Remuérdame, la próxima vez que vengamos, traer traje de baño, toallas y otra muda de ropa —carcajeé ayudándolo a ordenar.

Rió junto a mí a los segundos nos vimos caminando por en medio del bosque. A pesar de que el camino, aun principio, se me había vuelto eterno, ahora parecía que la distancia desde la casa hasta el lago, era mucho menor. Típico.

Mi lugar eres tú©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora