Capítulo 10

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Anteriormente

No tenía más planes que quedarme ahí, con él, todo el día, abrazados y sonriendo con tan solo mirarnos. Sentir ese extraño cosquilleo en mi estómago, ese sentimiento al cual se le llama amor.

Malditas las bocinas las que se escuchaban a lo lejos, interrumpían mis pensamientos y el relajante momento de paz que estaba viviendo. Ahora que lo pensaba... que extraño era eso, lo de las bocinas, en un lugar tan alejado como en el que vivíamos, debería ser escasa la contaminación acústica.

Las sirenas de una patrulla se volvían más intensas y de solo pensar que podrían venir en dirección hacia la casa, me erizaba la piel de escalofríos, más decidí guardar silencio y quedarme con la mirada fija en la ventana. No quería asustar a Mark.

Pensé que había caído en un horrendo sueño, que no era más que una pesadilla, cuando las sirenas se intensificaron y a los segundos aparecieron dos patrullas, seguidas de un auto gris con vidrio polarizado... el auto de mis padres.

Mark y yo saltamos del sillón, pero aun así sin reaccionar a acomodar nuestras ropas en sus respectivos lugares

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Mark y yo saltamos del sillón, pero aun así sin reaccionar a acomodar nuestras ropas en sus respectivos lugares.

Mis ojos se cubrieron de lágrimas, esto... esto era el fin de todo.

Miré a Mark y sentí una lágrima correr por mi mejilla. Me miró con los ojos tristes y apagados y volvió a dirigir la mirada hacia el jardín.

Mientras los policías bajaban con apresuro de sus vehículos, nosotros tratábamos de vestirnos lo más rápido que fuese posible, pero los nervios... jugaban en contra y mis manos, las cuales temblaban notoriamente, no provocaban más que torpeza.

— ¡Abran la puerta! ¡En este mismo momento! ¡Están rodeados por la policía! —Exclamó un oficial mientras golpeaba la puerta.

Comencé a llorar en silencio mientras acomodaba las últimas prendas. ¡No era justo! ¡Sabía que lo del médico había sido una mala idea!

Mi cuerpo temblaba sin control y Mark me refugió con fuerza entre sus brazos.

—Estaremos bien... te lo prometo —Susurró con la voz temblorosa, besó mi frente y tomó mi rostro entre sus manos para sonreírme apenado, mirarme a los ojos y hacerme sentir segura, más sus ojos vidriosos y obligados a ocultar el miedo que sentía... me hacía creer que todo estaba perdido.

— ¡Si no abren la puerta en este mismo instante, nos veremos obligados a derribar la puerta!

—Volvió a exclamar.

Mark miró hacia la puerta y yo clavé mi mirada, llena de odio y rabia, en la pareja que bajaba del auto gris, mis padres.

Besó mis labios de improviso y caminó hacia la puerta. Mis sentidos se detuvieron por completo al notar como giraba la manilla y comenzaba a abrir la puerta.

Mi lugar eres tú©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora