Capítulo 1

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Estoy parada bajo el umbral de la puerta principal mirando hacia lo que desde ahora será nuestro nuevo hogar, al menos hasta encontrar algo mejor según Castiel. Intento mantener una expresión neutra, no quiero mostrar el desagrado que estoy sintiendo a pesar de que no es tan malo como me lo había imaginado.

―¿Puedes subir algunas cajas? El auto está abierto ―llega Castiel detrás de mí y pasando por mi lado para dejar la caja que estaba sosteniendo en el suelo.

―Claro… ―digo entredientes y me doy media vuelta para bajar por las escaleras e ir hasta el auto.

Han pasado tres meses desde que me fui de casa, todo este tiempo estuve con Castiel viviendo en su apartamento pero ya habíamos llegado al punto en el cual el dinero para ma renta comenzaba a faltarnos y tuvimos que salir de ahí.

Lo habíamos estado haciendo bien, viviendo bien. No es que vivir con Castiel sea realmente fácil, muchas veces nuestros caracteres chocaban y terminábamos envueltos en peleas sin sentido, pero estábamos bien. Todo lo que pasamos y todo el tiempo que perdimos hicieron que de alguna forma nos uniéramos más. Ni siquiera sé como pude estar viviendo sin él durante tanto tiempo.

Así que los pasados tres meses se sintieron como una dulce luna de miel, como un cuento de hadas. Sin embargo, eso ahora cambiaría un poco ya que estábamos aquí, mudándonos al segundo piso de un bar. Tomé una caja liviana desde el auto y caminé de vuelta por las escaleras.

Era realmente difícil encontrar un lugar decente en el que vivir, y a un buen precio porque nuestros ahorros no nos permitían darnos el lujo de rentar una casa o un apartamento. Pero Lysandro tiene un amigo, el cual no puedo recordar su nombre, que tiene un bar a las afueras de París, el bar tiene un segundo piso que nadie ocupa así que se lo ofreció a Castiel por una módica renta. Y aquí estábamos ahora, di un suspiro y tiré la caja con cuidado al suelo.

―¿No está tan mal, no? ―preguntó Castiel parándose a mi lado con las manos en los bolsillos.

Lo miré de reojo y luego le di otro vistazo al lugar. Era como un apartamento de un ambiente, no era muy grande pero tampoco pequeño y había una pequeña separación entre lo que parecía ser la cocina y todo lo demás, podíamos ver la puerta del baño en un rincón y una cama. Grandes ventanales daban a la calle, los cuales estaban cubiertos de papel de diario, el piso era de madera y las paredes estaban pintadas de un blanco que me hacia sentir un poco enferma. Lo bueno era que la escalera daba a la parte trasera del bar por lo cual teníamos una entrada independiente.

―No tan mal ―dije de vuelta.

No era mi estilo en absoluto pero Castiel ya estaba teniendo un momento difícil sin mí quejándome de cada pequeña cosa, podía notarlo por la manera en que su frente se arrugaba y su mandíbula se tensaba. Los últimos días fueron un caos pero podía decir que estaba conforme porque estaba aquí, con él, juntos después de todo.

―¿Por qué estás tan callada? ―preguntó.

Lo miré detenidamente durante unos pocos segundos y no pude evitar sonreír. Hace un par de meses jamás hubiese imaginado que vería a Castiel de esta manera, que estaría así con él. Me sentía afortunada.

―Oh, sólo estaba pensando ―sonreí cambiando mi semblante. Sonreí porque tenía razones para hacerlo. Estar aquí con él ya era suficiente. Me di vuelta hacia él enredando mis brazos en su cuello.

―¿Ah sí? ¿En qué? ―preguntó sonriendo de lado, envolviendo sus brazos en mi cintura.

Las palabras «Te amo» quedaron atascadas en mi lengua. No era algo que dijéramos seguido, ninguno de los dos en realidad, pero lo prefería así. No necesitábamos decirlo a cada momento, no necesitaba escucharlo cada día porque sabía que lo nuestro iba mucho más allá de dos simples palabras que solían quedar vacías en la mayoría de relaciones.

Corazón de melón: Lo intentamos ||LSDP#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora