Habían pasado solo un par de semanas desde que volví con Castiel a este extraño apartamento sobre el bar al que ahora llamamos hogar. Y todo se sentían tan tranquilo, tan en paz que daba miedo; sin embargo, estaba aprendiendo a disfrutar de estos momentos.
-Tengo que bajar al bar -habló Castiel, estaba recostado a mi lado, envolviéndome con sus brazos. -¿Vienes conmigo?
-Por supuesto. No me perdería ninguna oportunidad para verte cantar -le guiñe un ojo riendo.
Tomó mi rostro entre sus manos y me besó. No importaba cuantas veces lo hiciera, seguía produciendo la misma sensación en mí, seguía llenándome de pura felicidad. Se levantó de la cama para vestirse rápidamente, yo hice lo mismo con un poco más de dificultad ya que la panza comenzaba a notarse más y debía ser cuidadosa.
Castiel atraía a mucha gente al bar. Era un chico de veinte años, atractivo, con talento y que ademas tenía aquella imagen de chico malo que atraía a muchas chicas, así que con su trabajo en el bar y con algunas presentaciones extras que hacia con algunos de sus amigos eramos capaces de ahorrar algo de dinero todos los meses.
Cuando bajamos ya se había acumulado una pequeña multitud así que entramos por la puerta trasera del bar. Castiel comenzó a prepararse y yo me acomodé en una mesa del frente. Cuando toda la gente que estaba afuera entró casi no podíamos movernos.
Me encartaba que Castiel aún pudiera hacer lo que amaba. Lamentaba no poder terminar la universidad, una parte de mí se sentía fracasada pero me alentaba imaginar que ya tendría tiempo para eso más adelante.
Mi celular no dejaba de vibrar con extraños mensajes de Laeti que no lograba entender del todo. Al parecer algo iba mal pero sentía como si hubiese pasado tanto tiempo desde la última vez que hablamos que ya sentía que la había perdido.
Castiel tocó varias canciones entre gritos y aplausos del publico. Cuando era casi medianoche decidimos que ya era tiempo de volver a nuestro pequeño hogar.
-Podríamos ordenar algo para comer -propuso Castiel mientras me ayudaba a subir las escaleras.
-¡Una pizza! -dije entusiasmada.
Íbamos hablando cosas triviales y riéndonos cuando llegamos a la puerta de nuestro apartamento, ambos nos paramos en seco, borrando las sonrisas de nuestros rostros cuando vimos quien estaba allí.
Era Nathaniel.
La última vez que estuvo aquí se peleó con Castiel y era evidente el descontento de ambos al verse.
-¿Qué hace este imbécil aquí? -espetó Castiel.
Nathaniel, quien parecía estar dormido, sentado al lado de nuestra puerta, abrió los ojos al escuchar la voz de Castiel.
-¿Sucrette? Oh...Sucrette, queria...yo que-quería...
Estaba borracho. Me quedé mirándolo mientras intentaba ponerse de pie. Castiel dio un paso adelante con furia, casi podía verlo tirándolo escaleras abajo así que lo detuve tomando su mano.
-¿Qué haces aquí Nathaniel? ¿Estás con Laeti? -pregunté mirando alrededor. Nunca había visto a Nathaniel borracho.
-No. No. No. Estoy solo -A duras penas había logrado ponerse de pie.
Di un paso adelante antes de que Castiel hiciera algo, solo intentaba ser cuidadosa para impedir que esto terminara como la última vez.
-¿Y qué haces aquí? -volví a preguntar.
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Corazón de melón: Lo intentamos ||LSDP#2
FanficSegunda parte de "Corazón de melón: La sombra del pasado". Ésta historia está basada en el juego "Corazón de melón" por lo cual podría contener spoilers de dicho juego.