Capítulo 16

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En las semanas que transcurrieron después del accidente de Nathaniel, Castiel y yo habíamos caído en una agradable rutina y parecíamos tener un acuerdo mutuo y silencioso de no hablar sobre eso, aunque de vez en cuando me mensajeaba con Amber para saber como seguía Nathaniel ya que al parecer tenía un montón de problemas que involucraban drogas y alcohol. Nada que fuera realmente mi asunto.

Era cómico pensar en eso, pensar en como Nathaniel, el delegado del instituto, el chico con promedio perfecto y modelo a seguir, había llegado a donde estaba hoy. Por supuesto, no era algo me que alegraba, constantemente me invadían sentimientos de preocupación por él, Amber y Laeti.

El otoño estaba terminado y las bajas temperaturas se sentían frecuentemente en el piso. Me pasaba la mayor parte del día envuelta en mantas y calentandome con una pequeña estufa que Castiel había conseguido. Ya estábamos en diciembre, época de fiestas y por ende el bar abría casi todos los días. El ruido y el frío me estaban volviendo loca pero al menos Castiel conseguía más dinero tocando en el bar.

-¿Irás hoy al médico? -preguntó Castiel sentándose a mi lado en la cama.

Asentí. El vientre ya se me notaba, toda mi ropa me quedaba pequeña y como no podía trabajar aprovechaba mis tardes para arreglar y adecuar mi ropa antigua y no gastar dinero de más.

—Bajaré a ensayar al bar mientras.

Volví a asentir y nos dimos un pequeño beso de despedida. Tomó la guitarra que estaba sobre el sofá y salió del piso. Pero aquella comodidad no podía durar demasiado, nunca lo hacía; y cuando escuché sonar el teléfono de Castiel que había dejado debajo de su almohada algo se sintió mal, o tal vez era yo la que estaba demasiado sensible y susceptible a causa del embarazo.

Miré directo hacia el móvil, dejando de hacer lo que estaba haciendo, repitiendome a mí misma que no debía revisarlo. No podía caer así de bajo. Después de un par de minutos tomé el celular y bajé cuidadosamente al bar con la intención de entregárselo.

La puerta se encontraba entreabierta y podía ver la espalda de Castiel junto a otros chicos de la banda.

—¿Un contrato? —escuché la voz de Castiel y me detuve en el umbral de la puerta. —¿Con nosotros?

—Todavía no es seguro, pero dicen que están interesados.

Mi boca se entreabrió y fue imposible dar un paso adelante o hacia atrás. Me quedé allí escuchando.

—No puedo hacerlo —soltó Castiel, molesto.

—¿Cómo que no? ¿Estás loco? —le reclamó su compañero.

—¿Sabes lo que significa firmar con una disquera? No puedo. Háganlo sin mí.

—No funciona así, nos quieren a todos o nada.

—Voy a tener un hijo. No puedo hacer...no puedo. —su voz se fue apagando con cada palabra mientras yo apretaba su móvil en mis manos, sin saber si quiera como reaccionar. —Mejor sigamos ensayando.

Caminó hasta la pequeña tarima y se posicionó allí. Apoyé mi cabeza en el umbral de la puerta, sabía que Castiel no podía verme desde donde estaba aunque yo sí. Me tomé más de cinco minutos para mirar detenidamente los rasgos de su rostro, las líneas que se marcaban alrededor de sus ojos y en su frente cada vez que fruncía el ceño, sus ojos cerrados mientras cantaba suavemente al son de su guitarra. Sentí mi corazón estremeciendose.

Lucía cansado, agotado, hace ya bastante tiempo. Las sonrisas iban y venían pero se había vuelto más áspero y serio con el paso de los días, de las peleas. Pensé en todas las veces en que me rompí a mí misma el corazón tratando de encontrarlo y ahora, que estaba justo frente a mí, seguía sintiéndolo a kilómetros, a millas.

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⏰ Última actualización: Mar 01, 2021 ⏰

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