De sus delgados labios color carmín se escabullían suspiros luengos. Sus ojos marrones fijos en el agua que brotaba desde la punta de la fuente, mientras su mente hacia un resúmen de todos los errores que había cometido a lo largo de los años. Poco a poco el suplicio aumento hasta dejarlo flácido, igual a un espagueti desmoralizado.
Donghae miró sus manos cuando algunas gotas rozaron su piel blanquecina. Un hermoso pez azul trataba de llamar su atención con la alegría de la que carecían los demás que habitaban la fuente. Inmediatamente sintió simpatía por él.
—¿Qué es lo que deseas?—musitó, y trató de imitar la voz -que imaginaba- tenía un genio de una lampara: —Voy a cumplir lo que quieras, siempre y cuando me lo digas ahora.
El pez frente a él chapoteaba y lucía como si sonriera mientras lo hacía. Donghae aún no adquiría el poder de entender a los animales -ni siquiera sabía si eso era posible- pero tenía una ligera sospecha de qué quería el pececillo.
—Comprendo que tengas curiosidad. Imagino que jamás has salido de ese charco ¿No es así? ¿Eso es lo que deseas?
El pez azul dio una voltereta.
—Muy bien —asintió, vacilante de la idea que se le había metido en la cabeza. —Tal vez yo pueda... quiero decir, puedo intentarlo pero...—Donghae miró sus manos una vez más por un segundo. —¡Ah, pero que demonios! ¡Es un hechizo básico! Seguro que puedo.
Se levantó del tronco donde había estado sentado lamentándose. Se arrodilló junto a la fuente y metió sus manos al agua pasándolas por debajo del pez; lentamente y con mucho cuidado fue levantándose sacando una enorme burbuja con su nuevo amigo dentro de ella. Era pesada y chorreaba entre sus dedos, hasta que logró mantenerla en el aire.
Donghae sonrió satisfecho, volviendo a su lugar sin despegar la mirada de la pecera flotante.
—Genial compañero, ahora puedes acercarte un poco— con el simple movimiento de su dedo índice hizo que se moviera hacía él.
Fueros unos instantes maravillosos de felicidad para ambos. El pez azul no se veía ni mínimamente asustado por la altura a la que se encontraba, estaba disfrutando de la libertad y el paisaje que sin duda no se apreciaba igual desde la fuente. Sin embargo fue una libertad que duro muy poco.
Donghae descuidó la burbuja por pensar en que podía llegar a casa y contarle a su familia sobre su logro del día con una sonrisa resplandeciente. <<Después de todo no eres tan estúpido>> pensó. Pero salió de su mundo de fantasía al escuchar un pop y ver a la burbuja explotar con su pez amigo cayendo sobre la tierra seca.
—¡Oh cielos!
Se apresuró a tratar de sostenerlo para regresarlo cuanto antes a la fuente, sin embargo las escamas y el cómo su cuerpo se retorcía hizo la tarea más difícil de lo que en verdad era. Perdió mucho tiempo tratando de animarse a tocarlo de nuevo, y el pez azul... dejó de luchar.
El día se volvió más gris, la tormenta sobre su cabeza empeoró.
De ese modo Lee Donghae finalizó otro día de extraordinarios fracasos.
<<Eres un completo imbécil>>
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En todo el mundo hay personas buenas y malas; hábiles para algunas cosas y poco aptos para otras. Lee Donghae era malísimo para casi todo.
Los errores forman parte de la naturaleza del ser humano, le ayudan a crecer, a aprender y a mejorarse... al menos la gran mayoría de ellos. Pero los errores que cometía Donghae solo causaban un sinfín de complicaciones y desastres al resto de personas que nada tenían que ver con ello.
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La Magia No Va Con El Mago
FanfictionLee Donghae, el joven que es ya considerado a su temprana edad el peor mago real de la historia de su estirpe. ¿Suena exagerado? No realmente, puesto que la torpeza y la distracción son los enemigos infinitos de la magia dónde los errores pueden ser...