Capítulo 12 "Nunca se sabe dónde pondrán las manos"

658 112 44
                                    

Tercer día...

Lo encontró donde había imaginado que estaría. Inclinado en su silla vaciando extractos en el caldero teniendo especial cuidado en que fueran la cantidad exacta, y revolviendo con otra mano asegurándose de que la sustancia no dejara de burbujear ni tomara un color diferente al deseado.

Una pócima era ciencia más que magia en si, por lo que respetar las instrucciones y no apartar un ojo de lo que se estaba haciendo era importantísimo en la labor; Donghae se estaba esforzando mucho en no equivocarse y HyukJae sabía de ello, pero no había llevado a su aprendiz a la aldea a solo servir como druida. Quería que el chico pusiera en práctica cada hechizo posible -o al menos los más importantes, comunes y básicos-  por eso había ido a buscarlo.

–¿Dong Dong, puedes prestarme atención un momento?

El menor asintió y sin embargo continuaba trabajando sin cambios, ni siquiera se había girado a mirarlo una vez. HyukJae tocó con dos dedos su hombro imitando el sonido de un timbre.

–Vamos, ya has hecho demasiado de eso hoy ¡Estoy hablándote!

Donghae soltó un bufido y de mala gana volteó la cabeza hacia él.

–Así está mejor. Veo que te gusta esto pero tenemos más tareas que cumplir. Quiero que vayamos ahora mismo a visitar a los vecinos, por ejemplo.

–¿Vecinos?

–Hmm. Interesantes individuos–sonrió Hyuk, pero sus comisuras se elevaron más cuando sus ojos se enfocaron en el sombrero que decoraba la cabeza de Donghae ese día. –Igual que tú, supongo. Dime Hae, ¿De dónde ha salido este?- señaló, haciendo que el aludido llevara sus manos hasta la copa.

–Oh, lo compre en una tienda durante las vacaciones de verano del año anterior.

La decoración singular del sombrero azul consistía en un grueso listón alrededor de la copa y en el centro una placa plateada con ensortijadas formas gravadas, también traía plumas falsas en la parte trasera que se asomaban por los costados de manera graciosa.

–¿Existe una tienda así? No puedo creerlo.

–¿Por qué no? está en los límites de la ciudad, cerca al puerto. Yesung es un talentoso artista y diseñador– puntualizó Donghae, torciendo la boca y arrugando la nariz en defensa.

– ¿Yesung? Vale, vale no tiene importancia ahora– rió HyukJae –Mejor vamos ya, muñeco.

Donghae recogió su abrigó del perchero y se colocó los zapatos en la salida, mientras tanto Eunhyuk le observaba pensando que su estilo anticuado le convertía en un chico divertido y tal vez un poco original, también en un loco, pero no tenía problema en caminar con Donghae a su lado luciendo como desequilibrado.

Un grupo de niños que jugaban con sus barcos de papel en los charcos de la calle, se detuvieron al verlos salir y poco tardaron en alcanzarlos con ruidosos festejos.

–¡¿Pueden hacer trucos para nosotros?!- rogaban al unísono, tirando de su ropa.

Ambos les miraron con enormes sonrisas sinceras.

–Es posible que en otro momento, sí, más tarde- explicó Eunhyuk.

–¿Puede Donghae contarnos historias entonces?

El aludido sintió como su corazón se agitaba de felicidad, a pesar de querer a los niños estos no siempre simpatizaban con él. –Cuando vuelva preparé algunos cuentos. ¿Está bien?

Los infantes dieron brincos y volvieron a donde habían estado, lucían bastante satisfechos con esa promesa.

–¿Cuántos cuentos conoces?– preguntó HyukJae al tiempo que continuaban con su camino hacia la salida de la aldea.

La Magia No Va Con El MagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora