Capitulo 11 "Aldea de Em"

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La decana de su facultad era una mujer de sesenta y pico; veterana, con reconocimientos, premios y diplomas colgando de las paredes de su oficina y llenando los estantes de una vitrina que casi rozaba el techo. Los profesores, todos en la universidad le tenían especial respeto y hacían reverencias cuando la veían pasearse por los corredores o los jardines de las instalaciones. Los que no la conocían les costaba comprender porque nadie se metía con ella, una mujer de baja estatura que daba la impresión de ser una adorable anciana.

Pero estando bajo la observación de esos habidos ojos no había ser que no terminara encogiendo el cuello y bajando la cabeza.

Donghae se aferraba a los reposabrazos de la silla, nervioso hasta la médula y deseoso de enterrar vivo a HyukJae por obligarlo a entrar en la boca del lobo y pedirle que le diera una semana de tregua. Tembló al momento en que la decana dejó su bolígrafo sobre el escritorio y se inclinó hacia atrás en su propio asiento.

–Eres Lee Donghae- ya que no era una pregunta Hae no sabía que debía decir, por lo que esperó a que ella continuara. -¿No vas a hablar?

–Eh, sí. Estoy aquí po-porque quiero solicitar un... una semana de des-descanso.

Una ceja se enmarcó y su frente se arrugó tanto como la de un pug –No entiendo, Donghae, porque estaría cansado si se supone que está haciendo lo que le gusta.

–Yo...

–En mi época como estudiante jamás falte a clases. Ni un día. Detestaba los fines de semana en los que los salones eran cerrados y los profesores no estaban ahí. Amaba la danza y la actuación de modo que pasaba cada minuto ensayando y preparándome.

–Co-Comprendo, pero yo...

–No me cansaba incluso cuando tenía que ensayar diez horas sin descanso mientras estuve en mi primer musical. En la vida real quien holgazanea no consigue lo que quiere. Está estudiando para ser un buen actor, una persona dedicada. Si le molesta poner atención, asistir a sus clases, pasar tiempo con la nariz en el libreto no entiendo porque está aquí.

Donghae trató de hacer volver su voz, pero nada le indicaba que fuera a poder lograr convencerla de darle un permiso.

–Tengo algo urgente que tratar. De verdad importante. S-solo requiero una semana y prometo que pondré el doble de mi esfuerzo el lunes.

–¿Qué es tan importante, Donghae?

Es bastante común que cuando tienes que dar explicaciones de lo que haces o vas a hacer, encontrar una excusa es lo más complicado de todo. Para ello debes guardar la calma; aparentar estar tranquilo; fingir que lo estas por decir es la verdad y pensar bien antes de hablar. Si tan solo Donghae hubiera seguido ese proceso seguramente no se metería en tantos líos...

–Me voy a casar.

La decana por primera vez se mostró asombrada; se inclinó y dejó sus manos sobre el escritorio.

–¿Usted? ¿Contraerá nupcias?

–Fue repentino.

–Sí que lo ha sido- concordó –Es usted muy joven. ¿Con quién será?

–Con... con un, amigo.

–¡¿Hombre?!- Donghae asintió, igual de atónito que ella. –Bueno joven Lee, espero de verdad que sepa donde se está metiendo. El matrimonio tiene sus desventajas, pero si está seguro asumo que ya ha pensado en ellas y como sobrellevarlas. Sobre todo porque es un muchacho con un camino muy largo por recorrer todavía.

–Sí, es, es decir que estoy seguro. Si.

–Y necesita una semana. Muy bien, siempre y cuando cumpla con sus responsabilidades después.

La Magia No Va Con El MagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora