Se sostuvo del pilar más cercano en el segundo en que sus piernas flaquearon como dos palillos delgados pendiendo de una cuerda. Tomó una larga y profunda respiración ya que sentía también que había corrido un maratón, sin embargo solo cruzó la sala con pasos agigantados y atravesado la puerta que lo llevó a aquella terraza. Era frustrante sentirse tan débil, no era algo a lo que quisiera acostumbrarse.
HyukJae tenía la mirada puesta en sus zapatos, unos magníficos mocasines de gamuza verde, estaba pretendiendo estar muy interesado en ellos mientras desviaba sus problemas de su mente. Golpeteo las puntas contra el suelo con ritmo hasta desesperarse y desear golpear algo con sus puños. Agradecía que las puertas eran lo suficientemente gruesas para amortiguar los ruidos que había detrás de ellas, no quería seguir escuchando la voz de esas personas o los sonidos de frustración que profería de Donghae, es por ello que escapó de allí ignorando con todas sus fuerzas las miradas que le siguieron atentamente.
Él sabía que tarde o temprano habría una despedida, solo que esperaba estar listo para decir adiós sin conflictos. Después de todo era un ingenuo, creyendo que podía pasar de Donghae como si nada, debió haberse imaginado que no podría luego de ver esos expresivos ojos y conocer esa asombrosa personalidad.
Dejó de sostenerse del pilar y esa misma mano se enterró entre las hebras de su cabello. Llevaba días experimentando un cosquilleo desagradable en todo el cuerpo, como si él fuera una pastilla efervescente que es lanzada al agua y comienza a burbujear y deshacerse lentamente en ella. HyukJae sospechaba lo que estaba pasando, pero no había creído necesario preocupar a Donghae antes de su examen final, estaba agradecido de haber podido estar allí para él entonces.
Ahora sería devuelto a su historia, el lugar a donde pertenecía, si era sincero estaba dividido en dos partes. Una extrañaba su mundo, a sus amigos, su verdadero hogar y sus aventuras, por lo que regresar le entusiasmaba. Otra estaba completamente allegada al aprendiz que dejaría atrás antes de siquiera gozar de lo que había nacido entre ellos, esta dolía y hería su corazón peor que cualquier otro sacrificio que hubiera hecho.
Pero así estaba destinado a ser. No puedes obtener todo de la vida. Exprime de ella lo más que puedas y no maldigas a tu suerte.
Suspiró mirando al cielo con ojos acuosos y se dijo a sí mismo con cierto reproche en su voz: —Ha sido el tiempo suficiente. Donghae ya es un hombre y un mago respetable. Cumpliste tu palabra y además has experimentado tanto a su lado. No debes exigir más, seria codicioso, y un hechicero nunca debe serlo.— luchó contra el nudo en su garganta, podía decirse lo que quisiera pero eso no disminuiría la tristeza.
Cuando volvió a la sala ya solo estaban ahí JungSoo y Donghae, mirándose mutuamente en silencio hasta que lo notaron junto a ellos.
—Espero que tu decisión sea la mejor para tu futuro, Donghae Lee. Personalmente veo en ti mucho potencial.— el aludido frunció el ceño, pero no dijo nada. –Como sea, ha sido un gusto conocer a un asombroso mago joven como tú.
JungSoo le sonrió sinceramente, después se giró hacia Eunhyuk y sus ojos chispearon. El hombre era naturalmente alegre y lleno de energía, imperturbable como una montaña, inspirando confianza a todos incluso si no lo conocían realmente.
—¿Quieres mostrarme dónde está esa cabaña de la hablaban antes? Escuche eso y estoy deseoso de ir allí.
—Qui-Quiero primero... hablar con Donghae— tartamudeo sin razón —¿Puedo?
Park rió divertido. –No tienes por qué pedirme permiso. Hazlo que quieras, yo estaré esperándote afuera.— salió de allí aun soltando un par de carcajadas y dejando atónitos a ambos muchachos.
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La Magia No Va Con El Mago
FanficLee Donghae, el joven que es ya considerado a su temprana edad el peor mago real de la historia de su estirpe. ¿Suena exagerado? No realmente, puesto que la torpeza y la distracción son los enemigos infinitos de la magia dónde los errores pueden ser...