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Azucena escuchaba con gran tristeza las palabras de Julio, ella estaba locamente enamorada de él, por eso al escucharlo ella sintió como un cuchillo le atravesaba el corazón produciendo un profundo dolor más el nudo le apretaba fuertemente la garganta, el cual lo bajo con mucha fuerza, y pestañeaba tan rápido para disipar las lágrimas que estaban por salir y dejarla en evidencia.

—Eso mismo le dije yo — obligo a las comisuras de sus delgados labios a elevarse y disimular la mejor de las sonrisas — Debe ser que él se siente celoso de ti.

—Pues que no piense mal, y... ¿tú que piensas de eso?, ¿te molesta que digan que tú y yo somos pareja? — Julio estaba muy confundido al respecto. Tenía la necesidad imperiosa de verla y hablar con ella, era algo inexplicable en él. Era muy consciente de que Azucena es una joven inexperta y la respetaba mucho, pero al verla siempre con Jeison Duran que tenía fama de que él se acostaba con cuanta jovencita le fuera posible, hasta rumores de que su grupo de amigos se apostaban la virginidad de las adolescentes y llevaban cuentas, lo molestaba de manera alarmante.

— Nunca me he imaginado que seas mi pareja— «Mentirosa» — se reprendió a sí misma, solo piensas en eso. —Rosa me dijo que se casan en dos meses, y que lo harán en la iglesia del pueblo y luego por el civil ¿Es verdad?

Estas palabras confundieron a Julio. Él en ningún momento ha hablado de matrimonio. Solo fue una conversación, pero no una propuesta, ya después no quiso llevarle la contraria.

— Si, ella ya lo tiene planeado — Julio no se dio ni cuenta en qué momento los planes de noviazgo se convirtió en compromiso matrimonial, y eso lo mantenía preocupado — Mis padres son pastores lo mejor sería que ellos nos casaran.

— ¿Una boda en el rancho? — murmuro pensativa — ¡Sería divino!

— ¿Te gustaría vivir en un rancho? — le pregunto él mientras tomaba un poco de la bebida.

Él recordaba la expresión de fastidio cuando se lo preguntó a Rosa, ella deseaba irse a vivir en Santa Lucia donde él trabajaba como guía de turismo y muy posible llegara a ser el administrador del hotel Las aguas; no quería saber nada de rancho ni de animales.

— ¡Sería genial! — grito emocionada— correr descalza, montar a caballo, tener varios hijos y jugar con ellos y que su padre les enseñen muchas cosas para cuando hereden sepan cómo hacer las cosas— hablaba sin darse cuenta de lo claro que dejaba ver sus emociones.

—¿Quieres tener hijos? —Julio se sintió en las nubes, al escucharla hablar e imaginando cada una de sus palabras —¿Ya les tienes nombres? — se refirió a los hijos.

—Hum no, pero me fijaría en los nombres de los padres de mi marido— lo miro con ojos brillantes, e imaginó que él era su marido.

—¿Cómo así? — Él tenía mucha curiosidad.

—Mira por ejemplo si tuviéramos a nuestra primera hija, ella se llamaría Yalena, porque tu mamá se llama Yadira Helena— rio de la locura al darse cuenta de lo que estaba diciendo se sonrojó —Lo siento solo estoy hablando estupideces.

— No son estupideces — le tomó de la mano con cariño, pero luego la soltó porque estaba muy confundido por lo que sentía — Nadie sabe lo que Dios quiere para cada uno de sus hijos— filosofo cristianamente—¡La vida da tantas vueltas!

Ella lo miro y sacudió la cabeza tratando de sacar las imágenes tan hermosas de sus hijos con Julio, serian así de igual a él morenos de cabellos azabaches y brillantes, ojos grandes y marrones,

Ella suspiro con tristeza y dolor.

— «Solo son sueños y nada más» — pensó ella con una gran tristeza en su corazón.

Amor Robado.  Serie Salamina Nº 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora