Capítulo 7

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UN MORENO MUY ESPECIAL
PARTE 1.

Afortunadamente para cuando el señor Joaquín llegó , éste ya no tenía evidencia de tabaco entre sus dedos...

—¡Andrés! tu papá los llama para descargar ¡Apúrate!— la voz de un joven desconocido se dirigió al chico.

Cuando Ramiro volteó por curiosidad y ubicó al sujeto cerca del menor que se llevaba  un diablo de carga , fue que le vio cerca   y casi revienta de la risa.

Al parecer el tal Enrique no sólo se parecía a la famosa marioneta de plaza sésamo, sino que era su imagen misma.
Con una estatura promedio, el color mascabado de su piel, y una nariz algo redondeada, definitivamente no podía haber un mejor doble que él.

Con todo esto visto,  sólo le nacía el deseo de tomarle una selfie a escondidas para hacerle un meme. Aunque dentro de su educación actual  como persona era incorrecta esa actitud, a esas alturas eso ya  parecía ser lo que menos importaba.

«Al diablo la ética y la moral ¡tengo al jodido Enrique frente a mí! ¡Este día es épico!»

Y entonces saco su teléfono discretamente para fotografiarle mientras él muchacho se ponía una faja para cargar.

No pasó mucho para que  Ramiro se sintiera  descubierto por la penetrante mirada de Felipe que al parecer se había dado cuenta de todo lo que hizo desde el principio. Por lo tanto, invadido por una fuerte culpa  prosiguió a  guardar el móvil sin pensárselo más de dos veces y se acercó con algo de pena. Aunque esto último cambiaría de inmediato.

Su remordimiento se sintió confuso cuando al pararse a su lado, su brother  aflojo en su rostro una enorme sonrisa y una voz que apenas podía hacerse audible .

—¿Sabés...? es irónico porque... yo también le tomé una el primer día que entré a trabajar aquí...— eso bastó para llevarse las manos a la boca queriendo contener una risotada.

Nuevamente Ramiro se quedó con las ganas de soltarle otro mape en la nuca por el susto que le hizo pasar. Pero se midió, porque poco le faltaba a Feli para empezar a reír como  Bob esponja.  

Sí, leyeron bien: "Como Bob esponja".

Y así era como abordabamos un tema  algo curioso.  Llegando a este punto se podía visualizar  una idiotizada  y adoradora  atención a  ese defecto tan gracioso y a la vez horrendo en aquél supuesto galán.

«¿Cómo puede ser que hasta tu risa me encante?». Pensó esporádicamente nuestro nostálgico Ramiro mientras su casi perfecto amigo entonaba sus chillonas carcajadas que se repetían  como un disco rayado.

No podría negar que un delfín se oiría más serio.

Pero bueno, regresando al tema. Ramiro amaba tantas cosas de  ése "estúpido hermoso", entre ellas el que afortunadamente su "camarada" todavía fuera su cómplice en todo, así como su apoyo en todas las idioteces que se le ocurrían en momentos de diversión. No había ser en la tierra que entendiera la malicia y extraña bondad que le formaban como individuo. Por eso para él, del Felipe que conocía no podrían nunca haber dos. Él se llevaba bien con  sus posturas, su humor negro, sus chistes racistas y por supuesto su pesado genio. En conclusión: "era perfecto".

...
Luego de un rápido acomodamiento sobre la mesa de trabajo comenzó la acción.

—¿Qué es lo que va a llevar?— preguntaba don Joaquín con mucha cortesía a una mujer de complexión robusta.

"Las Ruinas De Un Amargo Sabor"-LGBTWhere stories live. Discover now