¡Sangre y Sudor!

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Todos se acercaron a Christopher y el sensei lo envío al baño, en efecto su boca estaba sangrando -Yo... lo siento- susurre, pero me ignoro. Obedeció al maestro y fue a lavarse al baño.
Estaba avergonzada pero satisfecha a la vez y lo siguiente en el día fue tan borroso para mi, estaba como en una especie de sueño un sueño en el cual la voz de el Sensei me despertó -Mari ven hablemos- oh no, oh no estaba en problemas eso es seguro... eso es seguro -Tu, ¿Has prácticado antes?- negué -Estuve en Tae-kwon do- dije en un hilo de voz un poco apenada -¡Esa patada fue! Impresionante- y me mostró su sonrisa que marcaba más sus arrugas, suspire aliviada. ¡no estaba enojado!  Y ese día pude ir a casa feliz y tranquila.
Con el pasar de el tiempo los entrenamientos dejaron de parecerme pesados.
Y comencé a acoplarme más al ritmo de el equipo. Con Christopher no volví a cruzar palabras, me miraba con desdén tal vez Hasta con odio y no era su culpa pero aun así... ¡Me daba lo mismo!  Estábamos en una temporada importante tendríamos un torneo muy pronto por lo que el entrenamiento era vital, muy necesario y comencé a esforzarme más...
Tenia que prepararme esto era mas que importante pero, como lo he dicho en un principio Mari no puede ser feliz por mucho tiempo porque como que el planeta comienza a colapsar si eso sucede. Por lo que una desgracia me tenia que azotar. ¡Y vaya Desgracia! Ahora si a la vida se le había pasado la mano.

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